domingo, octubre 28, 2007

El buscador

Necesitaba un dato. Mejor dicho, varios datos. Y recurrí a las bibliotecas y a Google. En las bibliotecas no lo encontré. Mediante Google, descubrí que esos datos estaban recogidos en un libro escrito en otro idioma. Mis razones para buscarlo y el título del mismo no vienen al caso. Busqué por la red. Dicho libro no había sido traducido al castellano, así que me encontraba con un problema. Proseguí con las búsquedas. Me metí en las librerías en línea en las que venden libros escritos en otros idiomas, por si lo tenían en el depósito de alguna de ellas y podía salir de casa e ir a comprarlo; o, si no estaba disponible en Madrid, pedirlo por correo electrónico. Tampoco había rastro del libro.
La única solución, en principio, consistía en pedirlo contra reembolso a otro país. Tenían ejemplares en Francia, por ejemplo. Cada ejemplar costaba unos veinticinco euros. Te lo rebajaban en cinco euros si elegías un ejemplar usado. Eso, sumado a los gastos de envío y de transporte, podía ponerme las cosas un poco caras. En fin, me dije, si no hay otro remedio lo voy a pedir. Fue entonces cuando recordé otra posibilidad. Por mirar que no quede, me dije. Abrí otra ventana del navegador de internet, y entré en Google Books. Como saben, en este producto de Google tratan de ir recopilando libros. Ofrecen varias maneras de curiosear entre las páginas de esos libros. La primera es “No hay vista previa disponible”, lo cual significa que sólo podemos acceder a la ficha del libro: editorial, número de páginas y demás. La segunda y la tercera son “Vista de fragmentos” y “Vista previa restringida”; en el primer caso, nos aparecen fragmentos y párrafos en los que salen aquellas palabras y nombres que estábamos buscando, mientras en el segundo podemos acceder a páginas completas y a tiendas en las que comprar ejemplares de ese libro. Por último, la “Vista completa”. Si el libro que queremos está clasificado en esta sección, significa que podemos leerlo entero. Leerlo entero en la pantalla del ordenador, y encima con las pequeñas ventanas de Google Books, es un tostón. Cuento todo esto porque aún hay gente que nunca navega, aunque a los adolescentes les cueste creerlo.
Pero hay una última posibilidad. Y está dentro de la “Vista completa”. En el menú de la derecha existe a veces la posibilidad de acceder al libro completo en formato pdf. Supongo que esto sólo se hace con libros antiguos, difíciles de encontrar o traducidos a pocos idiomas, como es el caso del título que andaba buscando en la red. No tendría sentido hacerlo con las novedades del mercado editorial, porque en ese caso se arruinaría la industria. El caso es que entré en Google Books y, por curiosidad y sin albergar esperanzas, tecleé el título del libro. Pensaba que, con un poco de suerte, podría echarle un vistazo a algunas páginas no restringidas. Y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que estaba escaneado al completo. Que podía bajar a mi disco duro una copia en pdf. No es un libro que yo vaya a leer (salvo que lo traduzcan). Sólo me interesan unas pocas páginas que encierran esos datos que necesito. No es un libro que estuviera deseando tener en mi biblioteca. Y por eso el hecho de acceder al mismo, sin gastarme un céntimo, y traduciendo algunos fragmentos con el socorro de mi escaso dominio de otro idioma, supone para mí una agradable sorpresa. Para casos desesperados, como el mío, como este caso que he contado, es para lo que de verdad sirve este producto o herramienta. Me ha ahorrado tiempo y dinero.