No, Zamora no se ha perdido en una hora. Pero sí se ha perdido en años y más años de cercos, de olvidos de sus posibilidades, de murallas de silencio para sus necesidades, de portillos por donde se han traicionado sus bienes y haciendas más comunes y por donde ha ido exportándose la flor de sus habitantes. Ni Peñatajada ni Duero han servido ya para contener tanta hemorragia. Los cercos actuales son de estructura más sutil: van por dentro.
Justo Alejo, Prosa errante