La receta infalible para que llenen una mesa de novedades con los libros de un escritor es morirse. Unos días después de su fallecimiento, encuentro en La Casa del Libro, en El Corte Inglés y en Fnac los libros de Francisco Umbral, antaño relegados a polvorientos rincones, a oscuros almacenes y a librerías de viejo. La muerte y el marketing son amigos inseparables.
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