Aliento, en cada actualización, es lo que siempre encuentro en la bitácora de mi colega Ana Pérez Cañamares, “El alma disponible”. Es un sitio que reconforta, como meter los pies en los calcetines cuando, en invierno, notas el frío en los huesos. Como entrar en esas tabernas en las que uno se siente como en casa.
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