No me interesaba demasiado la figura de Maurice Ravel. Pero al final me decidí a leer este libro por dos razones: Echenoz citó, entre sus influencias para escribir esta especie de biografía con toques de ficción, los nombres de los grandes Marcel Schwob y Pierre Michon; además, el primer párrafo de Ravel engancha al lector, contándonos una anécdota minúscula, una escena cotidiana, la del músico abandonando una bañera de agua caliente.
Después, ya metido en la lectura, uno descubre que sí le incumbe la vida de Ravel: en apenas 125 páginas nos adentramos en los últimos diez años del artista, en los que compone su célebre Bolero, viaja por el mundo y empieza su decadencia mental. Es un hombre que vive solo y aburrido, al que se le caen los recuerdos de la memoria, al que los médicos no logran curar. Un hombre que ha compuesto un Bolero que nunca creyó que alcanzaría tal éxito.
Un crítico del Abc ha señalado algunos errores o descuidos, que achaca ora al autor ora al traductor. Yo también he visto algún descuido, como sucede en esta frase: ...sustituir por ejemplo el Cantábrico por la Mancha: las playas del Norte, dicen, son mucho más tonificantes. Lo cual no va en detrimento de las virtudes de este libro, que acaba interesándole a uno aunque no le interese el compositor; y esa es la grandeza de Echenoz.