Salí a dar un paseo por la ciudad, pese al sofocante calor que despide el asfalto. Me había prometido a mí mismo no entrar en ninguna librería, ya que salgo a menudo con la intención de airearme un poco y termino entrando en las librerías y comprando algo, aunque sea un libro de oferta de tres euros. Quería ir hacia la Gran Vía y no se me ocurrió otra cosa que tirar por la calle donde está la puerta lateral de La Casa del Libro de esa zona y donde se encuentra la sucursal consagrada a saldos, cómics y volúmenes de fotografía. Al pasar al lado de la sucursal eché un vistazo de reojo al escaparate, donde ponen las últimas ofertas. De súbito me detuve: vendían libros de la editorial La Factoría de Ideas a cinco euros. Lo que me había propuesto no dio resultado: entré a mirar los títulos y decidí comprar tres. La Factoría de Ideas está especializada en terror, ciencia ficción y fantasía. De esta editorial siempre recomiendo “La chica de al lado”, de Jack Ketchum.
Primero escogí “El ansia”, una novela de Whitley Strieber. En este libro, un triángulo amoroso con el tema del vampirismo de fondo, se inspiró Tony Scott para la película del mismo título de los ochenta. Recuerden que estaba interpretada por David Bowie y por dos bellas maduras: Catherine Deneuve y Susan Sarandon. En su momento me atrajo este filme, de imágenes seductoras y atmósfera erótica. Hace años que no la veo, así que prefiero leerme el libro. Después me decidí por uno de los tres títulos de Ramsey Campbell en oferta. Campbell es un autor inglés con un par de novelas adaptadas en España: “Los sin nombre” y “El segundo nombre”. Tenían “Los sin nombre”, “Nazareth Hill” y “Silencio”. De la primera ya había visto la película de Jaume Balagueró, y la segunda no me atrajo. Me quedé con “Silencio”, la historia de un asesino de niños, con una portada siniestra y macabra.
Pero lo cierto es que había entrado buscando la novela de Richard Matheson que vi en el escaparate, entre los saldos: “El último escalón”. Matheson es un autor fascinante, con una imaginación que deja pequeños a Stephen King o a Steven Spielberg (rendidos admiradores, por cierto, de su obra). De Matheson he leído tres libros que los lectores de género no deben perderse: las novelas “Soy leyenda” y “El hombre menguante” y el libro de cuentos “Pesadilla a 20.000 pies y otros relatos insólitos y terroríficos”. También tengo por ahí, en una revista, la historia corta en la que se inspiró Spielberg para rodar “El diablo sobre ruedas”. Matheson es un autor al que no se le presta en España tanta atención como debiera, probablemente porque aún no se ha muerto ni le han dado el Premio Nobel. En Estados Unidos, en cambio, no dejan de alimentarse de sus historias para el cine y la televisión. De él se pueden encontrar ahora, en castellano y además de los citados, los siguientes títulos: “En algún lugar del tiempo”, “Más allá de los sueños” y “La casa infernal”. Los dos primeros me importan poco, pero aún no sé cómo no me he comprado el tercero, al parecer una de las novelas esenciales de la literatura de casa con fantasma. De momento cogí “El último escalón”. El filme, con Kevin Bacon, me gustó lo bastante como para interesarme por el libro. La película goza de dos o tres momentos muy terroríficos. El año pasado Matheson cumplió ochenta tacos. En Hollywood están rodando tres películas basadas en sus historias: el relato “The Box” y nuevas adaptaciones de “Soy leyenda” y “El hombre menguante”. Algún día se hará justicia a este autor.