Comentaba ayer el perjuicio que los doblajes al castellano causan en algunos guiones. Hablaba del caso particular de “Babel” porque es el último estreno que he visto y del que opino que no se debería haber doblado. Hoy quisiera poner otros ejemplos nuevos (quiero decir que yo no los conocía hasta ahora).
Este sábado me entraron ganas de revisar un clásico. Al final nos decidimos por “Dos hombres y un destino”, extraño título que nada tiene que ver con el original: “Butch Cassidy and The Sundance Kid”, apodos de los protagonistas. Que yo recuerde, siempre la había visto doblada. Y reconozco que el doblaje me gustaba (y me sigue gustando: me parecen muy poderosas las voces que les ponen a Newman y Redford, y forman parte de mi memoria cinéfila). Gracias al dvd pude verla en inglés. Y les aseguro que, en la última parte del metraje, cuando el trío protagonista viaja a Bolivia, las divertidas situaciones que el maestro de guionistas William Goldman escribió para la película se pierden por completo. Hablemos primero de la versión original, y luego de la doblada. En la primera, Cassidy y Kid entran a robar su primer banco boliviano. Al franquear el umbral les sale al paso uno de los banqueros. Les habla en español. Ellos no entienden ni jota, retroceden y se van sin atracar el banco. La novia de Sundance, entonces, les enseña expresiones en español, para que entiendan y se hagan entender en el próximo intento de robo. Cassidy (Newman) trata de aprenderlas, pero Kid (Redford) no se esfuerza demasiado. Pronto veremos una escena divertidísima, que culmina con una ensalada de tiros: unos forajidos bolivianos se apoderan del dinero que Butch y Kid custodiaban en su nuevo trabajo. Sundance, con la mano en la culata del revólver y sin perder ojo a los tipos que va a liquidar, le pide a Cassidy que traduzca sus órdenes: que ese dinero no pertenece a los forajidos, que será mejor que se lo devuelvan, etcétera. Kid no comprende una palabra de español. Butch, sólo un poco. Pero lo más jocoso es escuchar el acento de Newman intentando chapurrear unas frases en español. Todo esto se pierde en el doblaje. Con la película doblada el sentido es otro: en el atraco frustrado, no parece que ambos no comprendan el idioma. En la escena de los forajidos, Kid no le dice a su colega: “Diles que ese dinero no es suyo”, sino “Tenemos que convencerles de que ese dinero no es suyo”, como si entendiera a la perfección cuanto los bolivianos dicen. Newman ya no es el intérprete. Pero aún resultan peores las clases que la novia de Kid les da: les enseña a hablar en francés para que se entiendan con el personal boliviano del banco, lo cual se me antoja el colmo del ridículo.
Pensemos en “Los tres entierros de Melquiades Estrada”, estupenda película de Tommy Lee Jones delante y detrás de la cámara: su personaje está tan asentado en la frontera que habla más español que inglés. O en “Pulp Fiction”: en la versión original, María de Medeiros enseña a Bruce Willis un poco de castellano, pero en el doblaje lo cambian y ella le da clases de portugués. Y ya no digo nada de otras películas por las que deambulan hispanos: “Traffic”, “Crash”, “The Mexican” o “Once upon a time in Mexico” pierden su sentido primigenio al ser dobladas. Más grave me parece este hecho: que nos estemos perdiendo la influencia de lo español en países como Estados Unidos, influencia que nos demuestran a través del cine. Con las novelas americanas ocurre algo parecido, lo cual los traductores subsanan de manera correcta y efectiva cuando ponen un asterisco que aclara: “En español en el original”. En las películas dobladas todo dios se entiende y habla el mismo idioma.