Para quienes viven fuera de la provincia de Zamora, pero nacieron o crecieron allí, no resulta tan fácil acceder a cierta información sobre ella. No me refiero a las noticias, sino a los eventos en general: conciertos, exposiciones, fiestas, presentaciones, conferencias. Para quienes habitan la ciudad es fácil. Basta con salir a la calle y fijarse en los cristales de las puertas de los comercios, en los escaparates y en los muros donde se amontona la publicidad: no faltan los carteles anunciadores, ni escasean en los bares las guías y las agendas, pequeñas y ligeras pero muy útiles, para quien desee programar la semana entre los diversos actos que se ofrecen. Y, aun así, y pese a esa información, unos cuantos ciudadanos no se enteran de lo que se cuece, o se enteran tarde y mal, cuando ya no pueden asistir a determinada presentación o a tal concierto. Una de dos: o ciertos eventos se anuncian poco, menos de lo que deberían; o el personal no se entera de lo que vale un peine, ni aunque le pongan el peine ante las narices.
Ahora bien, si eso le ocurre a alguien que habita en la ciudad, que recorre sus calles a diario, sea para ir al trabajo o a la escuela o a dar un paseo o a hacer un recado, ¿qué no le sucederá a quien vive fuera? ¿Es posible que el emigrado se entere mejor que el propio ciudadano del calendario de actos? Lo dudo. Pese a los esfuerzos, a menudo no encuentra uno la información. Hace tiempo un fulano (anónimo, desde luego, dado que la red es un privilegio para los cobardes) me reprochó que, si no me enteraba al dedillo de lo que acontece y se celebra en la ciudad, acaso fuera consecuencia de no leer el periódico. Lo leo en la web, como tantos zamoranos residentes en Madrid y en otras ciudades de España y del resto del mundo. Pero no es lo mismo echarle un vistazo a un diario de papel que hacerlo en pantalla. Con el primero, en unos minutos, pasando las hojas, te pones al día. No así en la red, que requiere más tiempo, aunque la moda sea leer la prensa en el ordenador. Sólo si, en internet, registras cada diario de arriba abajo y de izquierda a derecha, podrás estar al día. Mi obligación, lo admito, sería hacerlo. Pero no es la obligación de los demás. A veces hacen una pausa en el trabajo, en la oficina, y miran con prisa el periódico digital. No tienen tiempo para más, o prefieren administrar de otro modo sus ratos libres que observando con lupa la prensa, tarea más propia de jubilados en la biblioteca. A esa dificultad para estar informado (no olvidemos que hay que consagrar bastantes minutos al día), debemos añadir lo difícil que es enterarse de las cosas a pesar del adelanto en las comunicaciones, y aún más si uno vive fuera. Y entenderemos entonces al emigrado, al zamorano que siente rabia cuando no sabe con certeza qué actos habrá durante el fin de semana que tiene previsto viajar a la ciudad, o en qué eventos podrá involucrarse en sus vacaciones.
Todo esto lo digo, también, porque es frecuente encontrarse en los foros de la red a gente que pregunta qué actividades han programado para las Ferias y Fiestas de San Pedro, o cuándo comienza tal o cual festival, o a qué espectáculos gratuitos y casi clandestinos y poco anunciados podrá asistir. Y viven en la ciudad. Ahora imaginen a quienes están fuera. Sólo es posible enterarse si uno lee el periódico a diario. Necesitan una guía de consulta rápida en internet. Por ejemplo, la web del Ayuntamiento carece de información sobre San Pedro. Es cierto que hay algunos portales al respecto, pero quizá se han anunciado poco o aún no están maduros. En suma: lo que desearían los emigrados es información fiel y puntual sobre los actos de la ciudad, igual que esas guías que se cogen en los bares, pero en formato digital.