viernes, mayo 06, 2011

Ave Fénix

Muere Saramago. Y ocurre eso de siempre. Se reactiva la obra cuando el autor desaparece. De pronto, hay una compulsión lectora inducida por los agitadores de siempre y sus libros son arrebatados de bibliotecas y librerías. 
No deja de ser curioso: todo escritor bien conocido sabe en un momento dado que la próxima vez que su obra va a interesar haciendo ruido ha de ser justo cuando él muera. Los lectores prefieren mientras tanto ir atendiendo a otros libros hasta que eso ocurra. Entonces cumplen con esa última fidelidad. Y él sabe esta verdad: para convertirse ya del todo en su escritura ha de entregar la vida. Esa es la ley.


Tomás Sánchez Santiago, Música de astillas (Inédito)