viernes, octubre 15, 2010

Fabulosos monos marinos, de Óscar Gual


En Logjammin’, Uli interpretaba a un técnico que debía arreglar la televisión de Bunny. Y con Bunny estaba también Sherry, que se estaba duchando en casa de su amiga.
Los cuatro aprobaron el plan. En cuanto Fawn, o Bunny como cree su prometido que se llama, desapareciese, ellos le enviarían a éste una carta advirtiéndole del secuestro y pidiendo un millón de dólares como rescate. La genialidad del plan radicaba en su sencillez. El secuestro no se podía complicar porque no había tal secuestro. Tan sólo había rescate, que es la mejor parte de un secuestro.
Tipografiaron la carta a Lebowski con recortes de prensa rosa para que la poli no hallase indicios a partir de la caligrafía. Kieffer dijo: “Somos nihilistas, tío, no punkies. Esta carta parece una portada de los Sex Pistols. En todo caso debería parecer una portada de Kraftwerk”. Uli contestó: “Es una carta de rescate, no un tratado filosófico”: Kieffer insistió: “A ti no te importa nada, nihilista de salón”. Uli: “No me importa nada porque soy nihilista”. Kieffer: “Que no exista nada no significa que no deba importarte nada”. Franz cortó: “Enviad la carta de una vez, putos sofistas”.