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La escritura de Edward Limónov (pseudónimo de Edward Veniaminovich Savenko) tiene algo de Charles Bukowski y de John Fante, aunque para mí no es tan grande como ellos. No exagero. Del primero, su recreación de las escenas sexuales, su agresividad ante las injusticias, su desprecio de la sociedad, su tendencia a llamar a las cosas por su nombre sin eufemismos. Del segundo, la honestidad brutal que caracteriza los escritos de Fante, honestidad que nos obliga a ver al personaje Limónov como un tipo bastante canalla y cabrón, en unas ocasiones, y un tipo con sensibilidad de poeta rebelde, en otras. Él, además, le añade el toque clásico de la picaresca.
Sé que este libro gustará a algunos de mis colegas del gremio. A mí me ha gustado y se lo recomiendo especialmente, si no lo han leído ya, a David González, Alfonso Rabanal, Julio Valdeón Blanco, Vicente Muñoz Álvarez y David Refoyo.