En Muñeca Infinita están publicando los libros autobiográficos de una autora que a mí me parece buenísima: Dorothy Gallagher. Éste es el tercero (ya recomendé los otros dos aquí: De cómo recibí mi herencia y Extraños en la casa): una serie de textos breves en los que se dirige a su marido ya muerto para rememorar tanto los viejos tiempos como las cosas que ha hecho en su ausencia. Los amigos van muriendo, las mascotas también, cada día está más sola y se ha mudado a un apartamento más pequeño, pero sigue hablando con él y manteniéndose activa gracias a la escritura. Son textos minuciosos, detallistas, en los que, sin compadecerse a sí misma ni caer en lo sentimental, dibuja un entrañable retrato de lo que comporta el luto.
[Muñeca Infinita. Traducción de Regina López Muñoz]