Me gustan las películas de Danny Boyle aunque aún me faltan dos o tres por ver (en su día no me interesaron o no las mantuvieron el tiempo suficiente en cartel). Me parece un director de filmes impactantes, que siempre sale por donde menos lo espera uno y cuya cumbre sigue siendo Trainspotting. Trance es una película a ratos deslumbrante y a ratos fallida. Tiene tantos altibajos que parece que el espectador está en una montaña rusa. Cuando empieza, nos fascina. Tras los créditos... se pregunta uno si el argumento y las situaciones poseen sentido... Luego van sucediéndose los giros de guión, van alternándose las sorpresas. En ciertos momentos uno piensa: "Lo que acaba de hacer Boyle es ridículo". Más tarde, en cambio, se dice: "Esta escena me ha dejado clavado". Y en ese plan. Lo que más me interesa del filme no son las habituales trampas, engaños y capas de argumento, sino cómo el director las filma y cómo las montan. De hecho, los momentos deslumbrantes suelen ser aquellos en los que uno o varios personajes están metidos en secuencias plagadas de tensión, con la música a todo trapo, con opciones que podrían ser erróneas por parte de esos personajes, con un ritmo trepidante que ya es marca de la casa. Boyle, insisto, consigue sorprendernos varias veces, lo que no es frecuente en el cine comercial. Aunque en general el trío de protagonistas está bien, para mí destaca James McAvoy. Y me dejó boquiabierto ese desnudo integral de Rosario Dawson, previo uso de la maquinilla eléctrica... Aunque sea irregular, hay que verla: Danny Boyle es un autor.
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