martes, octubre 23, 2012

Neorrabioso, de Batania




ENCUESTA TELEFÓNICA

¿Cuál es, para usted,
el acontecimiento universal
más importante de toda la historia?

-La muerte de mi padre –respondí.

**

LA MUERTE

Por tanto,
la locura sabe mi nombre
y los féretros fueron calumniados:
la muerte es un retiro,
la muerte es una gárgola,
la muerte es la alfombra y turba necesaria,
pero yo
entonces
pregunto
por qué al primer disparo me saltaron los dientes
de leche,
por qué mi padre está muerto
y a salvo
y siento míos sus gusanos,
por qué me siguen comiendo,
día a día,
cada minuto,
por qué esta noche
los trenes huyen como leopardos,
no os entiendo,
la gente se muere
y no os atrevéis a cortar las calles,
no quemáis los contenedores,
no lanzáis piedras contra ellos,
no escapáis de los antidisturbios,
os odio, me dais asco,
quisiera meteros un cactus en la boca
o que ardierais en una pira
con vuestras biblias de cobardes,
queréis acostumbrarme a la muerte
pero la muerte
no es ninguna maestra,
no es ningún telescopio,
la muerte no es un atlas,
no da sabiduría,
la muerte no da nada
más que miedo,
silencio,
soledad
y rabia.

**

LA CAÍDA

Así fue mi caída: blanca,
silenciosa como un búho en las grapas de la noche.
Y qué bello era su rostro
la tarde en que me dejaba.

Qué bello.
Como un cardo bello como una araña.
Como un puñal como un cáncer qué bello.
Con esa belleza fácil y sin culpa,
pues ser bella no le costaba nada.

Qué le iba a costar. Ni siquiera
la tarde en que se fue
consintió en rebajarla.
Y fue increíble escuchar
“Ya no quiero estar contigo”
en su rostro de siempre,
qué bello era por dios,
qué bello.

Pero al menos escribo. Desde
el mismo lugar en que caí,
escribo. Ella sigue su camino,
cometiendo belleza,
y yo sigo en mis versos,
intentando la mía.