viernes, marzo 09, 2012

Desde un tejado oscuro

sólo es real la niebla.
Octavio Paz

Desde un tejado oscuro de Lovaina
me mira fijamente un gato de silencio.

Amanece este día con lentitud de nieve
y su luz destemplada enfría con silencio
las formas que perfila tan levemente ahora.

Un transeúnte equívoco avala este momento
cuando entra en la penumbra y se diluye
su mísera presencia, su rostro pasajero,
la mercancía de un tiempo variable y confuso
que tienen los vestigios y las incertidumbres.

Yo no he estado en Lovaina, pero sé que ese gato
me espera en un tejado de la ciudad del sueño
y sé que su mirada azul y transparente
inocula este brillo con que duele el paisaje
y hay un hueco que espera el hueco de mi ausencia
y una mujer que cruza la mañana con niebla.
Aunque aún no ha amanecido en los tejados
con gatos y con nieve de Lovaina.


Santos Domínguez, Plaza de la palabra