viernes, enero 20, 2012

Los descendientes, de Kaui Hart Hemmings


En una entrevista con Alexander Payne, en el número de enero de Dirigido Por, éste habla del libro Los descendientes, cuya trama le motivó lo suficiente para rodar de nuevo: Yo espero que a la gente le interese leerlo a partir del éxito que pueda tener la película porque, a mi juicio, Kaui Hart Hemmings es una escritora brillante. Payne dedica algunas palabras más a la novela, y sus comentarios me motivaron a comprarla y leerla. Se trata de un director con buen gusto, del que uno puede fiarse, ya que tiene olfato para esas historias que mezclan comedia y drama, con unos toques de sarcasmo (véanse, por ejemplo, A propósito de Schmidt o Entre copas, que se inspiran en novelas). Y el libro de Hemmings me ha sorprendido gratamente. La autora, cuyo primer título fue una recopilación de relatos, ha colaborado en la revista Zoetrope (la de Coppola; lo cual, para mí, es una garantía) y sus cuentos han salido en varias de esas antologías sobre lo mejor del año.

Los descendientes cuenta una historia sencilla (cuando su mujer queda en coma, un hombre descubre que ella tenía un amante, y además debe encargarse de sus hijas, a las que hasta entonces no había dedicado demasiada atención) en un marco atípico (el Hawai cotidiano, que nada tiene que ver con el turístico). 

Lo que me sedujo en seguida de la novela es el talento de la autora. Primero porque se mete en la piel de un hombre, y en mi opinión refleja perfectamente las inquietudes de un tipo de mediana edad: la historia está narrada por Matt King en primera persona. 

Y, segundo, porque Hemmings ostenta esa habilidad especial de los escritores norteamericanos para contarnos la historia del ciudadano de a pie como si nos estuvieran relatando, no sé, la vida de un héroe griego (algunos ejemplos: Stoner, Los inquilinos de Moonbloom, Llenos de vida, los cuentos de Raymond Carver, Revolutionary Road, Casa de arena y niebla, Juegos de niños…); me refiero a que uno lee esas historias embrujado, y a veces detiene la lectura y se asombra de estar tan embebido en un relato cotidiano sobre hombres corrientes de vidas a menudo anodinas. La propia autora reconoce en una entrevista que algunos de sus escritores favoritos son Tobias Wolff y William Maxwell, narradores de esa estirpe. 

Pero luego hay un tercer factor: y es que Hemmings combina, con acierto, drama y humor, y habla de temas universales: la paternidad, el perdón, la proximidad de la muerte… El libro me ha hecho sonreír, me ha conmovido y, en algún pasaje, he estado al borde de las lágrimas: no olvidemos que la mujer del protagonista va a morir, y esto no es un spoiler porque lo sabemos casi al principio, y es el motor que mueve la trama. Hoy, por cierto, se estrena la película de Payne & Clooney. Fragmentos:  

No es fácil estar alicaído en el trópico. No me cabe duda de que en las grandes ciudades puedes ir por la calle con el entrecejo fruncido sin que nadie te pregunte qué te pasa o intente hacerte sonreír. Aquí, en cambio, todo el mundo mantiene la actitud de que somos afortunados por vivir en Hawai; el paraíso terrenal. Por mí el paraíso puede irse a tomar por el culo.

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¿Cómo darle la noticia de que va a perder a su madre? Qué palabras tan extrañas: perder a una madre. Vamos a perder a una madre. Dentro de poco, mi esposa estará muerta.

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-Ojalá mamá estuviera aquí.
Yo estaba pensando exactamente lo mismo. Supongo que es una forma de saber que uno quiere a alguien, si no puede presenciar algo sin desear que la otra persona estuviese allí para verlo también. Todos los días tomo buena nota de las anécdotas, los acontecimientos y los chismes, destaco las noticias más relevantes en mi cabeza e incluso ensayo mentalmente antes de contárselo todo a Joanie por la noche, en la cama.


[Traducción de Carlos Abreu Fetter]