martes, noviembre 08, 2011

Berlín, de Aleš Šteger


La larga hora que duró el trayecto del barrio de Charlotenburg a Prenzlauer Berg se acortó gracias a los nombres de los bares de la zona. Schwarz Sauer (Negro Amargo), Entweder oder (o… o…), Flotte Frieda (fresca Frieda), Babel Berlin o Gorki Park son lugares con interiores demolidos con estilo, de los cuales emana el hedor típico de la gentuza, y donde los camareros, que acaban de salir de un refrigerador muy muy muy cool, sirven cerveza tibia. Los anuncios sobre puertas y ventanas empañadas durante los meses fríos devuelven el poder perdido de las palabras a los bares, y, aun cuando fuera ha comenzado a oscurecer, siguen brillando con la oscura luz de un hechizo, desvelando rostros de videntes, santos, profetas, sustitutos de semidioses, algunos impostores; otros, no tanto.


[Traducción de Florencia Ferre]