domingo, octubre 09, 2011

Mi madre es un pez, de Varios Autores. Edición de Sergi Bellver y Juan Soto Ivars


Bien, ahora no recuerdo cómo termina Los Buddenbrook, pero es imposible olvidar el cruel chiste con el que termina Mientras agonizo (“Os presento a la señora Bundren”). Enterrar a una madre y conseguir una nueva madre, un nuevo salto y todo permanece, incluso la mirada irónica de mi padre por encima del libro (¿qué libro?) y mi madre (¿un pez?) gritándome a través de la ventana, no molestes a tu padre, deja esa carretilla, cuándo, cuándo dejarás, ciertas interferencias de fondo, pequeños detalles sin importancia, pero siempre la misma historia que subsiste, la que confirma mi realidad aunque no tenga nada que ver con la realidad. Supongamos una nueva novela que mezcle capítulos de Mientras agonizo, Los Buddenbrook, La broma infinita, El lamento de Portnoy, El hombre sin atributos y cualquier otra que se nos ocurra, con la particularidad de que cambiasen los nombres de los personajes y pareciese mantener una continuidad, la historia de quienquiera que sea a través de distintas novelas, conformando una nueva novela suma de novelas, y que Darl, Christian, Gately, Portnoy, Moosbrugger se transformasen en el enfermo que soy.
[Javier Avilés, del relato “Parafamilia”]