martes, febrero 15, 2011

Valor de ley (True Grit)


A estas alturas, los Coen ya no tienen que demostrar nada. Pero lo han hecho: esta vez han apostado por la narrativa cinematográfica más clásica y la fidelidad a una novela de culto ya adaptada por Henry Hathaway. El clásico con John Wayne era muy divertido. Esta nueva versión del libro no es tan divertida, es más amarga, pero al facilitarnos el prólogo y el epílogo originales logran que la historia sea redonda. Ese inicio y ese final evidencian el talento de los Coen para la narrativa en imágenes: con una voz en off y unos pocos planos resumen varias páginas de la novela, del mismo modo que, por ejemplo, Tim Burton nos contaba en un único plano de Eduardo Manostijeras cómo Vincent Price construía a su criatura. Esa fidelidad, sin embargo, acepta algunas variantes made in Coen: el ahorcado, el indio que pasa bajo el árbol de ese ahorcado, el trampero con piel de oso o las desapariciones de LaBeouf no estaban en el libro original; esos pequeños detalles contienen el germen de su cine, son como rasgos de su locura y de su genialidad.

El reparto es impecable: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper y Hailee Steinfeld, sobre todo el primero y la última. Y los Coen han hecho un western a la antigua usanza, aprovechando el paisaje en esos planos que ocupan toda la pantalla. Yo la vi en cine, ayer, en pantalla grande, en una proyección digital, y la experiencia es un auténtico placer visual; compadezco a quienes vean en el ordenador esos screeners mal pirateados y, probablemente, con un doblaje infame. Esta clase de películas me ayudan a regresar a la infancia. Viendo Valor de ley me siento como aquel niño que no se perdía una matinal de vaqueros. Joel y Ethan Coen, como Clint Eastwood en Hereafter, se toman su tiempo para contar la historia y hacer que nos familiaricemos con los personajes. Los Coen han vuelto a hacer un peliculón, aunque me pareció más lograda No es país para viejos.