sábado, noviembre 13, 2010

Payback y Payback: Straight Up - The Director's Cut



De Payback existen dos versiones. Se trata de una historia que me encanta: primero vi la adaptación de John Boorman (A quemarropa, con Lee Marvin); más tarde leí el libro, pulp auténtico (de Richard Stark, pseudónimo de Donald E. Westlake); luego vi la nueva adaptación (con Mel Gibson); y ahora he revisado ésta última y unos días después he visto el montaje del director.

El espectador de a pie, salvo si es un cinéfilo de verdad, no suele fijarse en el montaje de una película. Y para mí es uno de los grandes ejes de cualquier filme, tan importante o más que el guión. Un buen montador es capaz de convertir rollos de mierda en una gran peli. Y viceversa. Veamos los dos montajes de las dos versiones de Payback con Mel Gibson (aviso: contienen spoilers).

Payback (1999) empieza con un tipo (Porter: Mel Gibson) al que le sacan varias balas del cuerpo. Narra ciertos acontecimientos con la voz en off. Hay algo de humor en la unión de esa voz y de la banda sonora, muy de los 60. Al final, Porter llega a lo más alto de la organización que le debe dinero: allí le espera Bronson (Kris Kristofferson). Porter, tras una secuencia en la que lo torturan, desmonta la empresa, se larga con el dinero y mata hasta al apuntador. Un final muy comercial, muy de Hollywood, para una película que a mí me gustaba bastante. Pero… el protagonista no era tan canalla como decían en la publicidad. Era un montaje impuesto al director.

Payback: Payback: Straight Up - The Director's Cut (2006) carece de la voz en off. Ya no sabemos quién o cómo curó a Porter tras el tiroteo. La música es parecida, pero es menos alegre, menos ligera: resulta, pues, más sombría. Se han eliminado escenas de la primera versión y se incluyen algunas nuevas y más violentas: como ésa en la que Porter se da de hostias con su mujer, algo que recuerda a La huida de Sam Peckinpah, y que en estos tiempos sería un escándalo. Pero la auténtica sorpresa llega al final, en los últimos 15 minutos, cuando sabemos que Porter es más cabrón de lo que parecía en el primer Payback. Kristofferson ya no aparece. Bronson es sólo la voz de una mujer a la que nunca veremos. El final es más amargo, más realista, menos de Hollywood. Aconsejo ver ambas. Puede que sea mejor la segunda. Me gusta el personaje, me gusta la historia, me gusta Porter. Y me maravilla comprobar cómo se puede hacer una peli tan distinta sólo con el montaje.