nos gusta tanto estar arriba,
con todas estas luces de azotea
y aquel misterio único de la ausencia
de músicas azules en las manos,
toda la noche abierta.
los animales muertos fueron inevitables
pero la tierra brilla con sus raíces de estrellas,
en el cielo desnudo el halo de un viaje
y dentro de mi ombligo
tu nombre descansando.
nos reconocen siempre las ventanas abiertas,
las palabras sencillas,
los errores, los bares,
la curiosidad del gato.
nos gusta tanto estar paseando
que las casas se encienden
cuando el río se apaga y los barcos se mecen en el agua vacía,
o tú susurras algo que me hace estremecerme.
no vamos a fijarnos en los ojos de sapo,
la lluvia es tan hermosa
que habrá que aprovecharla,
la gente que no quiso besar sus cicatrices
se construye castillos que les sirven de cárcel:
nos miran y oscurecen.
nosotros no dejamos que se nos seque el aire,
tentamos a la luna
si hace frío temblamos
y cuando todo es plata,
sabemos comportarnos
Isabel García Mellado, El Tejedor en… Madrid
Hace 10 horas