Y si debo decirte.
Y si debo.
Y si callándome tu salto es inmenso,
más hermoso que mi estrépito de cacharros
y la caída del manojo de cucharas
de acero.
Tú llegas una vez más,
un beso,
ordenador, sonrisa, tu pijama.
Me siento en el suelo de este cielo
la hierba mojada, cae la noche.
Y tu llamada viene de lejos…
el despertador para mañana,
tu abrazo dormido,
la hora de apagar las farolas, los ladridos.
Todo normal.
Y mis ojos, volando el techo,
recorren alterados cada rincón
de otros
cuerpos.
Mientras te abrazo.
Somos, hoy, dos.
Con ganas de llorar
y un gato enloquecido por abrazos
en mitad de la noche
entre nuestros cuerpos
a medio abrazar.
Hoy, por primera vez,
he abierto las alas más grandes
que he encontrado:
te he dicho al oído mis verdades; tú dormido.
Y es complicado salir
de una vida
sin hacer el más mínimo
ruido.
Estelle Talavera Baudet, El Tejedor en… Madrid
Hace 7 horas