sábado, abril 03, 2010

La krakatita. Una fantasía nuclear, de Karel Čapek



En las películas antiguas de serie B de terror y fantástico solía haber un personaje secundario al que confinaban en un laboratorio, bajo arresto y con amenazas, para que inventara armas que destruyeran el mundo o seres apocalípticos que pudieran derrotar al enemigo con facilidad. Ese secundario siempre era un viejo con una hija. En la novela La krakatita, hasta ahora inédita en España, ese personaje es el protagonista y es más joven: es Prokop, un hombre que ha inventado un polvillo capaz de desencadenar terribles explosiones. Al inicio de la narración acaba de perder varios dedos en una de esas explosiones incontroladas. Visto el potencial del arma que tiene entre manos, a Prokop lo encierran en un castillo con laboratorio incluido para que, una de dos, o les confiese cómo preparar la sustancia o se dedique a elaborar esa krakatita con la que podría dominarse el mundo. Con esos elementos, y una galería de personajes hilarantes, Čapek urde una trama en la que no faltan el humor y las premoniciones (la novela fue escrita y publicada mucho antes de los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki).

Daimon acercó una silla a Prokop y se sentó.
-Sí –empezó a decir ensimismado–, es incluso incomprensible. En toda la historia no ha existido un caso análogo al que usted tiene en sus manos. Conquistará el mundo con un puñado de personas, como Cortés conquistó América. No, ése no es el ejemplo adecuado. Con la krakatita y la estación tendrá en jaque al mundo entero. Es extraño, pero es así. Basta un puñado de polvo blanco, y en el segundo establecido volará por los aires lo que usted ordene. ¿Quién podría evitarlo? De facto, es usted el amo absoluto del mundo.


[Traducción de Patricia Gonzalo de Jesús]