Vivo entre fotos y libros.
Voy y vengo y no soy un viajero, ni siquiera un turista.
Fui papeles con sellos azules y bordes que amarillean.
Atesoro doce mil cuatrocientas sesenta y ocho canciones y The Weary Kind.
Busco el noray en la pradera infinita y rozo la hierba con la palma de mi mano.
Aquel reguero que arrojaba diamantes y todos juntos.
No me quedan libros que quemar.
Hay una puerta abierta que da a la habitación que no quiero pisar.
Y al final del día, sentado a la mesa legendaria, estoy solo.
Soy un fantasma.
Pedro Sanjuán Blanco, de su blog El espíritu de Pavese
Hace 13 horas