No me pierdo una película de Mel Gibson desde que era un chaval. No soy de esos que suelen confundir a la persona con el artista. Puede que a veces Gibson sea un bocazas, pero me divierto con su cine. Y lo reconozco. En Edge of Darkness, basada en una serie televisiva, nos ofrece su regreso a la interpretación, y es un regreso a la vieja usanza (como en Payback o Ransom), sólo que esta vez el poli está cansado, ha envejecido, el personaje ostenta un aura crepuscular de la que ya habíamos tenido un avance en forma de comedia en la cuarta parte de Arma letal. Aquí sus motivos son la venganza: al principio de la cinta asesinan a su hija y todo apunta a que los criminales iban a por él. Poco a poco irá descubriendo que tras ese asesinato se oculta algo más grande. Martin Campbell, director del mejor filme de James Bond (Casino Royale), ha apostado por una historia que sigue algunos de los parámetros del cine negro: detective con gabardina que se dedica a interrogar a la gente y que está dispuesto a dar puñetazos y a apretar el gatillo en cuanto las cosas se ponen difíciles. Ya lo apuntó Jordi Costa en su crítica: No se dejen engañar por el cartel: Al límite es una grata mutación.
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