Hay madres viejas
que han gritado
puesto platos, hecho coladas.
Ahora están ahí al lado
en la silla junto al hijo
al nieto sudoroso.
Hablan de cómo está el tiempo
se ríen apenas.
Suelen tener las piernas hinchadas
y camisas de colores
en el bolso llevan
gafas de cerca
caramelos para chupar, un pañuelo.
Ellas saben
que todas las tardes
Dios las mira
pero siguen
con la esponja en la mano
limpiando minuciosamente la mesa
hasta que se pone
celosa la luz.
Francesca Serragnoli, Campo de retama. 13 poetas italianos contemporáneos
Hace 12 horas