martes, junio 30, 2009

Tetro


Admito que no me ha disgustado Tetro. Incluso creo que no está nada mal. Cierto: no es una obra redonda, ni mucho menos, y tiene unas cuantas debilidades, pero es mucho mejor y más personal que Jack, Legítima defensa o Jardines de piedra (no conocemos la anterior, Juventud sin juventud, así que habrá que recurrir a la mula). Está rodada en blanco y negro y los flashbacks son en color, ese color pastel, excesivo y característico de algunas películas antiguas, como Las zapatillas rojas, a la que rinde homenaje. Si alguien se fija, hay otro pequeño detalle: una fotografía de La noche del cazador en la casa donde viven los protagonistas, en la que aparece Robert Mitchum con los nudillos tatuados por las palabras LOVE y HATE, que representan a la perfección los sentimientos de la familia (ver el fragmento de entrevista, en el post anterior).
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Tetro cuenta la historia de la familia Tetrocini, donde anidan los genios: músicos, aspirantes a escritor, sopranos, poetas. Y el director llena el texto de claves y conexiones con su propia familia, los Coppola, ocultos en la ficción bajo el nombre de Tetrocini: su padre Carmine, su hermana Talia Shire, su tío Anton, su hijo Roman... Que traslade la historia a Buenos Aires y a los años 90 sólo obedece a exigencias de presupuesto: es la manera más sencilla de ahorrar dinero. Destacan en la película Maribel Verdú, Klaus Maria Brandauer y Alden Ehrenreich, un descubrimiento, un actor joven con el magnetismo de los intérpretes de antes. Carmen Maura está desaprovechada: su papel podría haber dado más jugo, en eso estamos todos de acuerdo. Y Vincent Gallo da menos mal rollo que otras veces.
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Este largometraje, tras Juventud sin juventud, forma parte de la nueva etapa de Coppola: películas más personales, escritas por él mismo, rodadas en países donde se abaraten los costes. En suma: el director está haciendo lo que quiere, lo que necesita. Y en Tetro (por eso no me disgusta) se palpan el dolor y el amor de sus relaciones familiares: padres e hijos que no se hablan, parientes muertos, rivalidad entre creadores, tormentos interiores, búsqueda de sí mismos. Cuando el maestro que hizo la trilogía de El padrino muera, tal vez la gente entienda mejor este filme.