lunes, junio 23, 2008

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Tras años de soñar con ello, por fin mi madre pudo reunir dinero para repararse la dentadura. Unos meses atrás me enseñó con una sonrisa uno de sus dientes, junto a los paletos, recién arreglado. Se había pulido una pasta, pero ya no se le caían a pedazos. El último viernes, justo antes de irse de viaje para un trabajo, se tropezó en la calle, se dio de morros contra el suelo y perdió ese diente. Lloró mucho. Se lo arreglaron de manera provisional, pero tendrá que reunir de nuevo el dinero para repararlo otra vez. De ahí, es mi único consuelo, al menos saldrá un relato. Un día de estos.