sábado, septiembre 30, 2006

Libro: Todos nosotros, de Raymond Carver


He leído este libro en castellano y en inglés, ya que así lo permite la exquisita edición de Bartleby Editores al cuidado de Jaime Priede, quien además es el traductor y nos devuelve la esencia y la pureza de los poemas de Raymond Carver, que habíamos perdido con la lectura de las antiguas ediciones de Visor.
¿Qué puedo decir? Carver es uno de mis autores favoritos. Sus poemas son sutiles, melancólicos, necesarios, en ocasiones resultan implacables. Él sabía de qué va la vida, su mundo es sencillo y cotidiano, nos habla de lo que ocurre a su alrededor, del fracaso y de las mujeres, y entreteje la sabiduría y la experiencia en sus versos: confiesa su época alcohólica, sus problemas conyugales y familiares, la paz que se respira en la naturaleza, los inconvenientes para escribir, el amor y el sueño eterno. En casi todos los poemas se respira el lamento de un animal herido de muerte, en pleno proceso de agonía y extinción, pero lleno de gratitud por la propina de haber vivido más tiempo del que esperaba. A pesar de todo, en sus textos jamás encontramos la sensiblería ni el arrebato cursi o llorón de quien está a punto de irse a la tumba. Carver afrontó su enfermedad con resignación, con frialdad, con la escritura, con el amor, bebiendo hasta el último sorbo de los dones de la existencia. Un libro, insisto, necesario: que nos devuelve la imagen de nosotros mismos, de todos nosotros, mientras atravesamos este páramo repleto de júbilos y de pérdidas.
(Sugiero completar la lectura de Todos nosotros con los textos de Sin heroísmos, por favor y con el poemario de Tess Gallagher, El puente que cruza la luna, ambos en la misma editorial)