Montero Glez regresa a las librerías. Y la alegría es doble porque se trata de una compilación de artículos, que a mí me flipan (tengo leídas unas cuantas antologías de Cela, Umbral, Ruano, Marías... y, sí, Vila-Matas): son alrededor de 50 columnas de prensa para aprender y degustar la prosa viva y guerrera de uno de los mejores, que se maneja siempre en las teclas con precisión torera y pulso de artificiero. Aunque el leitmotiv es la música, hay espacio para otros temas: la noche y sus pícaros, las andanzas de unas cuantas celebridades, la literatura y otros menesteres. Montero lee un libro o escucha un disco y esto ya le sirve de motor para el artículo, que merodea por los vericuetos de su experiencia, de sus charlas y de sus lecturas: como debe ser. Libro chiquito pero matón.
[Papelillo Editorial]
