Hace 12 horas
jueves, diciembre 13, 2012
Morgue, de Gottfried Benn
HERMOSA JUVENTUD
La boca de una chica que llevaba ya tiempo en un juncal
parecía roída.
Cuando se le abrió el pecho, el esófago estaba agujerado.
Por fin, entretejido debajo del diafragma,
un nido apareció con crías de rata.
Una de las pequeñas hermanitas había muerto.
Las otras vivían a base de hígado y riñones,
bebían la sangre fría y habían
pasado allí una hermosa juventud.
Y rápida y hermosa también llegó su muerte:
las tiraron al agua todas juntas.
Sus hociquines, ¡qué grititos daban!
**
HOMBRE Y MUJER CAMINAN POR LA BARRACA DE LOS CANCEROSOS
El hombre:
Esta fila de aquí son vientres destrozados
y esta fila son pechos destrozados.
Las camas están juntas y apestan. Las enfermeras cambian cada hora.
Ven, levanta esta manta sin miedo.
Mira, este montón de grasa y de humores corruptos
era antes importante para algún hombre
y se llamó también delirio y cuna.
Ven, fíjate en esta cicatriz en el pecho.
¿Notas el rosario de nudos blandos?
Toca sin miedo. La carne está fofa y no duele.
Esta mujer de aquí sangra como treinta cuerpos.
No hay nadie que tenga tanta sangre.
A ésta le han extirpado antes
un hijo del seno canceroso.
Se les deja dormir. Día y noche. – A los nuevos
les dicen que durmiendo aquí se curarán. – Sólo el domingo
para la visita se les deja algo más despiertos.
Lo que comen es ya muy poco. Las espaldas
son puras llagas. Ya ves las moscas. A veces
los lava la enfermera. Como quien lava bancos.
Aquí se esponja el campo ya en torno a cada cama.
La carne tiende al suelo. El rescoldo se apaga.
Los humores se aprestan a fluir. La tierra llama.
**
MADRE
Te llevo como una herida
en la frente, que no se cierra.
No siempre duele. Y no se escapa
por ella muerto el corazón.
Sólo a veces de pronto enceguezco y siento
sangre en la boca.
[Traducción de Jesús Munárriz]