me lavo la cara,
el agua recorre mi barba
y cae sobre el suelo,
junto a mis pies desnudos,
me miro al espejo,
fijamente,
los ojos rojos,
marcadas ojeras,
dolor de cabeza,
un horrible sabor
en la garganta,
arañazos
por todo el cuerpo
y carmín
en los pezones,
se me antoja una noche larga,
una noche para olvidar,
como casi todas,
me lavo las manos,
ensangrentadas
como la luna,
como las aceras de tu barrio,
ensangrentadas
como la porcelana del baño,
como mis pantalones,
como mis recuerdos,
me seco las manos
en una toalla de blanco inmaculado,
como ella antes de conocerme,
antes de caer en mis manos,
cuando aún estaba viva.
Choche, de su blog La inexistencia estomacal
Hace 4 minutos