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Creo que este libro hay que leerlo, y asumir sus reglas del juego, tras la lectura de Los Vagabundos del Dharma. Me parece imprescindible, porque en casi todos los jaikus late el retiro espiritual de Kerouac en las montañas. Esa novela recoge ya las características que luego hemos leído aquí: silencio, bosques, montañas, nieve, viento, lluvia, hojas, flores, insectos. Mientras devoraba el libro, he sentido que Kerouac me desvelaba las imágenes en forma de jaikus que había anotado allá arriba, en la montaña. Aunque los versos que más me gustan son los que el poeta obtiene de la observación de sus gatos, os dejo con el que quizá más me ha impactado:
El sonido del silencio........es toda la enseñanza
Que recibirás