Sam Shepard, dramaturgo, actor, guionista y director, fue contratado en el 75 para acompañar a la gira de Bob Dylan y su espectáculo Rolling Thunder (que aglutinaba a gente del calibre de Joan Baez, T-Bone Burnett, Joni Mitchell, Allen Ginsberg o Roger McGuinn). Su cometido consistía en escribir los diálogos para una película experimental y loca que pretendían rodar en los descansos de la gira por más de veinte ciudades de Estados Unidos. Nunca llegó a hacerse, y lo que quedó fue un puñado de fragmentos sin sentido. Pero Shepard, para quien la carretera y el viaje y el alojamiento en hoteles siempre son motivo de inspiración (basta leer algunos de sus libros), saca partido del itinerario y nos ofrece un retrato único de los músicos embarcados en aquel circo caótico y dominado por las drogas, de los tipos locales que van encontrando en tabernas y en conciertos, de los paisajes y de los sentimientos. Pero, principalmente, nos seduce con las numerosas pinceladas sobre Dylan y todo cuanto representa: un poeta, un mago, un cantante, un hombre hecho a sí mismo, un enigma indescifrable. Imprescindible para seguidores de Dylan y lectores de Shepard.
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