viernes, septiembre 23, 2011

Dark Shadows: primera imagen


La nueva película de Tim Burton. Con este reparto: Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Helena Bonham Carter, Eva Green, Jackie Earle Haley, Jonny Lee Miller, Bella Heathcote y Chloe Moretz.

Trailer de Big Miracle


Con Drew Barrymore, John Krasinski, Kristen Bell, Dermot Mulroney, Tim Blake Nelson y Ted Danson: aquí.

Próximamente: El dinero de los demás


De Justin Cartwright. En Ático de los Libros.

Sinopsis:
Tubal & Co. es un pequeño banco privado londinense. Cuando el gran jefe se obligado a jubilarse tras una embolia, su hijo Julian Trevelyan-Tubal toma las riendas, pero su política de entrar en el negocio de los derivados bancarios provoca pérdidas millonarias. En una arriesgada maniobra, decide desviar fondos por valor de cientos de millones de libras para ocultar sus problemas de solvencia. Además, ordena reducir los gastos no esenciales para poder vender el banco en el futuro. Cuando Artair MacLeod, artista de provincias y primer marido de la madre de Julian, se da cuenta de que el pago de su pensión no llega, decide contárselo todo a una joven periodista free-lance de un pequeño periódico local. Sus indagaciones pondrán al descubierto algunos secretos del Tubal & Co. provocando una pequeña catástrofe.

Justin Cartwright ha sido comparado a Ian McEwan o Martin Amis por su exquisito estilo y la crítica alaba unánimemente su obra literaria. Está considerado uno de los más grandes de su generación.

Cartel de Man on a Ledge


Con Sam Worthington, Elizabeth Banks, Jamie Bell, Anthony Mackie y Ed Harris.

Meryl Streep: The Iron Lady

jueves, septiembre 22, 2011

Jean-Paul Clébert (1926 - 2011)


Me entero, gracias a un comentario de Dani Osca (uno de los editores de Sajalín) en Facebook, de la muerte, hace sólo un día, de Jean-Paul Clébert, autor del que recomendé aquí, encarecidamente, su París insólito (en reciente traducción de Seix Barral), un libro imprescindible sobre aquella ciudad. La prosa de Clébert recordaba a la de Céline. No he encontrado en la prensa española ninguna nota sobre el fallecimiento de Clébert. Lo mismo sucedió con Agota Kristof, cuyo deceso quedó relegado a las páginas de Necrológicas de algún periódico. Me pregunto si sucederá lo mismo cuando le llegue el turno a algún autor de best-sellers...

La fábrica de animales, de Edward Bunker



Me parece que ya hemos dicho por aquí que una de las muchas virtudes de los editores de Sajalín es que están publicando la obra de autores inéditos o casi inéditos (de Bunker ya se tradujeron un par de obras, hace años): el propio Bunker, Dan Fante, Osamu Dazai o Hubert Selby, Jr., entre ellos. La recepción de los libros de Mr. Blue (ése era su personaje en Reservoir Dogs, algo que la gente empieza a descubrir ahora) en España ha tenido una trayectoria meteórica. No hay bestia tan feroz va por su sexta edición. Stark, por la cuarta. Perro come perro lleva poco tiempo en el mercado y ya le toca el turno a La fábrica de animales. Todas estas novelas las hemos recomendado aquí.

La fábrica… (que fue adaptada al cine por Steve Buscemi en una peli por la que desfilaban Willem Dafoe, Edward Furlong, Mickey Rourke, Danny Trejo y Tom Arnold, y con cameos o papeles breves de Buscemi y Bunker) cuenta el ingreso en la prisión de San Quintín de Ron, un cachorro al que advierten que en la cárcel va a ser carne de cañón: todos van a querer violarlo o convertirlo en su puta (En San Quintín, ser guapo era una desgracia). Y trata de su amistad con el preso más respetado del lugar, Earl Copen. Eso le sirve al autor para dejar su impronta autobiográfica, ya que él mismo estuvo en esa cárcel y entró siendo el preso más joven del lugar. Y le sirve para hablar de un sistema penitenciario que corrompe al hombre; lo dice el protagonista: La cárcel es una fábrica que produce animales humanos. Un sistema siempre cruel y brutal que, al mezclar a ladronzuelos de baja estofa con asesinos y violadores, convierte a los primeros en seres despiadados. A no ser que se salven, como hizo el propio Bunker, que tras salir de entre rejas se dedicó a la literatura. Y le sirve, la trama, para presentarnos todos los juegos de poder que se dan en el interior de Q. (así lo llaman algunos presos): el apoyo entre bandas, los conflictos raciales, los chanchullos de los veteranos con algunos funcionarios, las relaciones entre quienes conocen las reglas y quienes son novatos… En suma, una poderosa novela, una de las mejores sobre el tema carcelario. Ed Bunker, que lo probó, lo sabe:  

Doscientos hombres ocupaban aquellas celdas adosadas, todas idénticas, como celdillas de un panal. Todos estaban peor allí que un animal en el zoo y aún tenían menos espacio. Pero lo único que hacían era odiarse los unos a los otros. Y aun así, sabía que no diría nada, que no podía decir nada, porque si se pronunciaba los blancos se le tirarían encima. Y en cuanto a ayudar a los negros, ya había visto lo que le había pasado en la cárcel a un hippie blanco que quiso ser amable. Le habían pegado una paliza y lo habían violado. Era una enfermedad endémica y él se estaba contagiando.

**

Se le ocurrió fingir un intento de suicidio. Se abriría una vena de la articulación del hombro con una cuchilla de afeitar, metería la sangre en un vaso, la mezclaría con agua y lo salpicaría todo. Para rematar la jugada, representaría un ritual, el de “comer mierda”. Cogería las gachas del desayuno, las mezclaría con café instantáneo hasta que adquirieran un tono adecuado de marrón descompuesto, y metería la pasta en el váter, encima de una revista. El guarda, conmocionado por el incidente, no vería sino mierda real, porque era lo que normalmente había en la taza de un váter y el sucedáneo era una sustancia amarronada y húmeda perfectamente equiparable.


[Traducción de Laura Sales Gutiérrez]

Jessica Chastain


Sin duda es la actriz del momento. Tras una trayectoria breve en el teatro y la televisión, acabamos de verla en La deuda y El árbol de la vida, y aún están pendientes de estreno Take Shelter, Coriolanus, The Help (Criadas y señoras), Wilde Salome y Texas Killing Fields. Actualmente, trabaja de nuevo con Malick. Un año extraordinario para una actriz a la que aquí no conocíamos.

Eddie Coyle y Jackie Brown

-Escucha… –dijo Jackie Brown.
-Ni escucha ni nada –dijo el mazas–. Me estoy haciendo viejo. He pasado toda la vida sentado en un antro cutre tras otro con una pandilla de pringados como tú, bebiendo café, comiendo carne estofada y viendo a otros volar a Florida mientras yo me devano los sesos preguntándome cómo demonios pagaré al fontanero la semana próxima. He estado en el talego y lo he resistido, pero no puedo correr más riesgos. Tú puedes venirme con los cuentos que quieras, que si esto, que si lo otro y blablablá. Pero tú, tú todavía eres un chaval y vas por ahí diciendo “Bueno, yo soy un hombre, puedes confiar en lo que digo y lo tendrás. Sé lo que hago”. Pues bien, chico, tú también vas a aprender algo y te aconsejo que lo aprendas ahora, porque cuando dices eso, cuando me haces salir solo ahí fuera porque me fío de lo que dices, será mejor que tú también respondas. Porque si dices que vas a cumplir, tendrás que cumplir de verdad, joder, porque si no cumples, se te quedará enganchada la polla en la cremallera de mala manera. Ahora no quiero que me vengas con mandangas ni palabrería. Quiero comprarte diez pistolas y tengo el dinero para pagarlas y las quiero para mañana por la tarde en el mismo sitio y yo estaré allí y tú estarás allí con las malditas pistolas. Porque si no estás, iré a buscarte y te encontraré, porque no seré el único que te busque y nosotros sabemos encontrar a la gente.


George V. Higgins, Los amigos de Eddie Coyle

Nuevo cartel de The Girl with the Dragon Tattoo

La deuda


Remake de una película israelí que no he visto, La deuda, el nuevo filme de John Madden (recordado por Shakespeare in Love y casi sumido en el ninguneo con sus siguientes obras) nos cuenta la historia de tres agentes del Mossad en plena misión secreta: la búsqueda y captura del doctor Vogel, un nazi de Birkenau. La trama recorre dos tiempos: la época de esa búsqueda en Berlín oriental, cuando esos agentes son jóvenes; y las consecuencias para ellos muchos años más tarde. Porque a veces nuestras decisiones tienen repercusión incluso aunque hayan transcurrido tres décadas. No está mal, es entretenida pero no perdurará. Aunque cuenta con tres actorazos veteranos (Helen Mirren, Tom Wilkinson y Ciarán Hinds), es Jesper Christensen quien se lleva la palma haciendo de nazi retirado. 

Another Happy Day



Con Ellen Barkin, Kate Bosworth, Ellen Burstyn, Thomas Haden Church, George Kennedy, Ezra Miller, Demi Moore y Diana Scarwid.

miércoles, septiembre 21, 2011

Los amigos de Eddie Coyle, de George V. Higgins


Potentísima novela de los 70, de culto, llevada al cine en su día (con Robert Mitchum; en España la titularon El confidente). Una novela policiaca al más puro estilo. Diálogos que combinan humor y jerga callejera, una fluidez envidiable que al autor le vino de combatir el crimen durante años como fiscal y abogado. Admirada por Dennis Lehane (autor del prólogo de esta edición), Norman Mailer, Elmore Leonard o Richard Rayner, fue claramente una de las inspiraciones del cine de Quentin Tarantino. Para empezar, uno de los personajes se llama Jackie Brown (aclaro: aunque la peli Jackie Brown está basada en Rum Punch, la protagonista del libro de Elmore Leonard se llamaba Jackie Burke), y luego hay abundantes diálogos, que ocupan casi toda la novela, y a veces los personajes se desvían del tema y hablan de comida (como en ese pasaje en el que dos detectives conversan sobre los sándwiches de queso con mayonesa). No os la perdáis, es un referente absoluto del noir. Aquí va un ejemplo; otro día colgaré otro extracto:

-Bien, Deetzer, viejo, ¿qué has sabido? –dijo Foley.
-He sabido que aquí, de vez en cuando, sirven copas –respondió el negro–. ¿Puedo tomar una de esas?
Foley llamó a la camarera y señaló su vaso. Luego levantó dos dedos.
-¿Vamos a comer aquí, Foles? –quiso saber el negro.
-¿Por qué no? –respondió Foley–. Un bistec me vendría bien.
-¿Paga el tío Sam? –preguntó el negro.
-No me extrañaría –respondió Foley.
-Ahora recuerdo haber oído algunas cosas –dijo el negro–. ¿De qué tenemos que hablar?
-He pensado meterme en el negocio de los atracos –respondió Foley–. Lo que quiero es montar una banda de atracadores integrada, sin discriminación racial. Seríamos invencibles, Deetzer. Esta mañana, cuatro hijos de puta que no son más listos que tú o que yo se han llevado noventa y siete mil dólares de un pequeño banco en las afueras. Todo fetén, ningún problema. Y aquí estamos nosotros, unos jóvenes dignos, padres de familia, malviviendo con un sueldo de mierda.
-En la radio han dicho ciento cinco mil –replicó el negro.
-Pues ya ves, Deetzer –dijo Foley–. Un día de trabajo y lo único de lo que deben preocuparse es del FBI. Tú sacarás la basura hasta Pascua y ellos estarán bronceándose en una playa de Antigua y yo iré de acá para allá con nieve hasta los cojones hasta el aniversario de Washington, persiguiendo amas de casa que pagan diez pavos por ciento sesenta gramos de té Lipton y sesenta gramos de maría mala.
-Estaba pensando en meterme en una comuna –dijo el negro–. He oído hablar de una, cerca de Lowell. Admiten a cualquiera, te despelotas y jodes todo el día y bebes vino de moras toda la noche. Lo que ocurre es que me han dicho que, para comer, solo tienen nabos.
-Eres demasiado viejo para una comuna –dijo Foley–. No te aceptarían. No se te empinaría lo suficiente como para cumplir los requisitos. Lo que necesitas es un trabajo pagado por el gobierno con una secretaria que aparezca todas las tardes, se desnude hasta quedarse en liguero y haga que se te levante.


[Traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté]

Próximamente: Mata a tus ídolos


De Luc Sante. En Libros del K.O.

Nuevo cartel de The Son of No One

Sucede en un instante

Sucede en un instante;
de pronto te das cuenta
de que la juventud se ha ido,
de que ya no eres joven.
¡Visto y no visto!
Ahora estás listo para reírte
de tu pasado,
aquellos dramas que no eran
sino comedias de poca monta,
ridículas tragedias que te hacían
clamar al cielo y maldecirlo
y que al final resultaron ser teatrillos
de mediocres titiriteros.
Las manecillas del reloj se han vuelto
locas, el cielo se ha llenado de nubes
y mordisqueas los restos de pizza
de la noche anterior, en la cocina,
mientras tus ojos, divertidos,
miran las gotas de ese grifo
que nunca arreglarás,
porque es tarde
y lo sabes.


Pablo G. Bao, de la revista Ex Libris (nº 6)

Teaser de Luces Rojas


Lo nuevo de Rodrigo Cortés. Con Robert De Niro, Sigourney Weaver y Cillian Murphy: aquí.

Cartel ruso de The Rum Diary

martes, septiembre 20, 2011

Eastwood & DiCaprio: J. Edgar


Clint Eastwood dirige a Leonardo DiCaprio en el papel de J. Edgar Hoover. Por fin podemos ver el trailer.

El árbol de la vida



La nueva película de Terrence Malick, aunque no sea redonda, produce una extraña fascinación. Al menos a mí me ocurrió así. Pese a que tiene pocos diálogos, una narración escasa y un sinfín de imágenes en un montaje rápido, no me aburrí ni podía apartar los ojos de la pantalla y lamenté que terminara cuando aparecieron los créditos. Tal vez le falte algo de garra en los últimos minutos (el final me dejó bastante frío), pero sin duda sus imágenes y su banda sonora fascinan. Para quien haya visto La delgada línea roja (una de las mejores películas del director), advierto que El árbol de la vida está más cerca de la primera mitad de aquella cinta: monólogos en off, escenas bellas, secuencias dramáticas, muy pocos diálogos… Esto significa que será repudiada por muchos espectadores y que otros tantos se saldrán de la sala.

Alguien ha dicho que la película es muy poética; en efecto, Malick se erige en una especie de poeta de la imagen. Apuesta por una narrativa visual en la que, insisto, parece huir de la narración convencional. Como si volviera a los orígenes del cine. Y en realidad sí hay narración: describe una vida, la de un muchacho que, al crecer, es un hombre atormentado con los rasgos de Sean Penn; un muchacho que tuvo otros dos hermanos y unos padres a los que interpretan Brad Pitt (magnífico en su papel de padre déspota, tirano y estricto) y Jessica Chastain (la esposa sumisa y callada). Y, basándose en ello, la película habla del amor, del odio, del pecado, del aprendizaje, de los lazos familiares, de la pérdida, de la amistad y confianza entre hermanos, y, especialmente, sobre la fe y la creencia en un Dios. Sus excesos residen en la parte en la que describe el origen del mundo: galaxias, estrellas, meteoritos, naturaleza e incluso dinosaurios; como si se le hubiera ido de las manos. Son escenas que recuerdan demasiado a Koyaanisqatsi (1982), aquel celebrado documental que se estrenó en cines y que consistía en una serie de imágenes con música de Philip Glass. A pesar de los excesos, dichas escenas contienen cierto embrujo e inducen a la impaciencia. Parece que me contradigo, pero la película provoca esos dos efectos: admiración y repudio.  

En algunos tramos he visto reflejadas partes de mi propia vida. No voy a revelar cuáles: quienes hayan leído mis libros o me conozcan lo sabrán. Eso, para mí, ya supone un punto en la calificación final: me gusta que me hablen de lo que conozco. Mientras la locura de Malick desfilaba por la pantalla pensé: “No está mal, pero sólo es para verla una vez. No volvería a verla”. Lo curioso, y algunos me van a matar por ello (a mi primo no le gustó nada), es que, ahora mismo, sí tengo ganas de volver a verla. Sin embargo, el director debió afinar más: le sobran partes del metraje del origen del mundo y el final podría haber sido más impactante, menos anclado en las creencias religiosas. Tal vez me conformaría con saltarme la primera media hora, o así.