domingo, enero 31, 2010

Nº 10: Agitadoras. Revista cultural


Agitadoras. Nuestra nómina de autores para el mes de febrero es la siguiente: Pepe Pereza, Joan Ramis, Héctor Ranea, Begoña Leonardo, Jesús Zomeño, Ana Pérez Cañamares, Beatriz Rodríguez, Stefany Da Costa, Mara Gena, Adán Echeverría, Juan Carlos Marzal, Mª José Mures, Mª Ángeles Cabré, Rubén Castillo, Ana Márquez, Jesús Aller, Marisa Gutiérrez, Inés Matute, José Ángel Barrueco, Lalo Borja, Holly, Joaquín Lloréns, Victoria Salvador, Silvia Gélices, Gabriel Rodríguez, Josep Oliver, Pedro Prunera, Lullu, Rafael Reig, Luis Arturo Hernández, Gilda Manso, Paco Piquer, Ángela Mallén, Luís Lloréns, Jan Hamminga.

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Atravesábamos la Calle de Mira el Sol. Había una gitana vieja, con pañuelo negro y todo el atavío, junto a un portal. Muy educada, preguntó si podíamos ayudarla. En un papel tenía escrita una dirección. Pudo llegar hasta allí, pero era incapaz de reconocer el número. “No sé leer”, nos dijo. No sabía reconocer el número. Apretamos el botón por ella. Le dijimos: “Mire, es éste”. Sonriendo, respondió: “Gracias, guapos”. Según nos alejábamos no podíamos dejar de pensar en ella. En su indefensión. En la manera en que no saber leer te condiciona en todo. Para empezar, porque eres víctima de los extravíos. Y también porque no puedes descifrar la piel de las ciudades.

Madrid 2.7

Compro El País. Veo parejas de hombres besándose por la calle. Viejas que no miran mal, lo aceptan. Pijos que miran mal a los yonkis. Yonkis que piden tabaco. Que me piden tabaco. Colas para comprar prensa, para mirar discos. Bares abiertos. Tiendas abiertas. Calles repletas de gente. Chicos y chicas que cantan. Carteles de conciertos por todas partes. Toca Obús y Barón Rojo y guitarristas, operistas, violinistas y todos los istas que se te ocurran. Hace sol y la gente ha decidido salir a la calle. Taxistas con música del Fary a todo trapo. Gente que toca en las calles peatonales. Gente que lee libros en los cafés. Chaquetas y sudaderas. Mantas tiradas en el suelo esperando un huésped, quizá esta noche. Policías que sonríen ante guiris siempre perdidos. Actores y políticos que cruzan las avenidas, mezclándose con el pueblo. Todavía me preguntan por qué decidí venir a Madrid.

David Refoyo, de su blog Una ciudad llamada Perdición

Revista Groenlandia. Nº 7 y Especial Nº 7



En la red ya se puede descargar el último número de Groenlandia y su suplemento, además de los últimos poemarios de la revista. Todo ello, aquí.

sábado, enero 30, 2010

Próximamente: Conquista de lo inútil


Dentro de unos días, Blackie Books publicará estos diarios, escritos por Werner Herzog durante el rodaje de Fitzcarraldo.

[sin título]

Un hombre pasea por el puerto con los cordones de los zapatos desatados. Fuma en su pipa preferida al tiempo que observa como las olas rompen en las rocas. De repente, descubre un gran pez rojo y verde que ha sido arrojado al suelo. El pez trata de respirar y cuando mira al hombre se echa a llorar. Éste, dándose cuenta de que ya es demasiado tarde para devolverlo al agua, le propone un trato, intercambiar sus vidas. Y de esta forma, el hombre, tras desnudarse, se arroja al mar. Y el pez, que poco a poco se pone en pie, se viste con las ropas del hombre y agradecido continúa su camino.
El tiempo pasa, y para ambos su nueva vida se convierte en algo que odian. Uno no soporta la monotonía del fondo del mar, y por otra parte, el ruido, el humo y el caos de la ciudad desmotivan al otro. Un día, sin saberlo, tras un mes en su nueva vida, ambos deciden suicidarse. El hombre, una mañana, salta del agua para arrojarse a tierra, y el pez, paseando por el puerto, se arroja al mar.

Javier Das, Al otro lado del espejo. Nº 2

Trailer de The Losers


Con Jeffrey Dean Morgan, Zoe Saldana, Chris Evans, Idris Elba, Columbus Short, Holt McCallany, Oscar Jaenada, Jason Patric y Peter Macdissi. Trailer: aquí.

Howard Zinn (1922 - 2010)


Ayer también supimos que había muerto el historiador Howard Zinn, autor, entre otros libros, de la célebre La otra historia de los Estados Unidos, o cómo contar el lado oscuro de aquel país a través de los negros, los indios, los latinos y, en general, todos los que han sido apaleados o esclavizados o masacrados en USA. Espero leerlo pronto.

Si realmente les interesa

Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero que querrán saber es dónde nací, y lo asquerosa que fue mi infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y todas esas gilipolleces estilo David Copperfield, pero si quieren saber la verdad no tengo ganas de hablar de eso. Primero porque me aburre y, segundo, porque a mis padres les darían dos ataques por cabeza si les dijera algo personal acerca de ellos. Para esas cosas son muy susceptibles, sobre todo mi padre. Son buena gente y todo eso, no digo que no, pero también son más susceptibles que el demonio. Además, no crean que voy a contarles toda mi maldita autobiografía ni nada de eso. Sólo voy a hablarles de unas cosas de locos que me pasaron durante las Navidades pasadas, justo antes de que me quedara bastante hecho polvo y tuviera que venir aquí y tomármelo con calma.


J. D. Salinger, El guardián entre el centeno [Edición revisada de 2006]

jueves, enero 28, 2010

J. D. Salinger (1919 - 2010)


Terrible noticia, sin duda. ¿Qué puedo decir de este autor que no haya escrito ya en artículos, exámenes, comentarios y reseñas? El guardián entre el centeno es, probablemente, el libro que más veces he leído en mi vida. Mantuve con esa novela una relación de amor/odio. Dado que cursé 3 veces 2º de BUP (entonces era un malísimo estudiante; luego me reformé), 3 veces me obligaron a leerla. La primera vez la odié. La segunda, me pareció que su protagonista no estaba muy alejado de lo que a mí me ocurría, en mi lucha particular contra el mundo y lo establecido. La tercera, adoré la novela. No sé cuántas siguieron después. La releo cada pocos años. Incluso tengo varias ediciones, la mejor de las cuales es la que reeditaron hace poco (contenía revisiones de la traducción). Pero luego está la maestría de los Nueves cuentos, que también he releído con cierta asiduidad. Y puedo decir otro tanto de esa breve maravilla titulada Franny y Zooey. Sin embargo, tardé en leer Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción, que son fascinantes. Y tengo por ahí, en fotocopias, algunos cuentos traducidos por Javier Marías; dichos textos jamás se publicaron en un libro. También guardo el manuscrito pirata, en inglés y bajado de la red, de Hapworth 16, 1924. A mi chica le regalé 2 o 3 obras de Salinger un tiempo después de conocerla. Yo aún tenía la esperanza de que el viejo Jerome David recapacitara y diese a la imprenta nuevos libros antes de su muerte. No ha sido así. Salvo que tuviera pretensiones de publicar póstumamente. Siempre vivió rodeado de enigmas.

Stark, de Edward Bunker


Esta fue la primera novela que el gran Ed Bunker escribió y la última que publicaron (póstumamente; fue encontrada después de su muerte). En esta ocasión nos cuenta la historia de Ernie Stark, un yonqui estafador al que un detective presiona para que delate a un traficante. Su plan consiste en tratar de timarlos a todos y quedarse con la distribución de la droga en una zona de Los Ángeles. Stark es un personaje curioso: fanfarrón, antiguo convicto y duro con las mujeres. Al contrario que el protagonista de No hay bestia tan feroz, él quiere seguir en el negocio. Y tampoco le queda otro remedio: para empezar, es adicto a la heroína. No lo tiene fácil. Vive pendiente del pico.

Precedido de otro prólogo de James Ellroy y completado con un epílogo de Jennifer Steele (quien fuera su mujer y su amiga durante años), Stark es otro de esos libros que el lector de pulp, de novela negra y sobre los bajos fondos no debería perderse. Las obras de Ed Bunker son puro músculo. Cada vez entendemos más las razones por las que Quentin Tarantino lo adoraba. Steele nos relata cómo Bunker, sin estudios primarios y condenado a prisión, quiso convertirse en escritor. Y es un escritor muy grande, hasta ahora prácticamente olvidado en España (salvo sus memorias, publicadas en Alba Editorial), del que Sajalín no sólo ha rescatado las dos obras citadas, sino que anuncia la publicación de Perro come perro (frase que, por cierto, ya aparece en Stark). Esta novela se devora de una sentada. Son los primeros pasos literarios de Bunker, pero en sus páginas ya residen la furia y el talento. Observemos el lenguaje de Stark, un apasionado de Bogart:

Hizo un gesto despectivo con la mano.
-Ninguna mujer puede ganar tanto como yo. No pueden seguirme el ritmo. Yo me muevo, nena, voy siempre hacia delante.
A todo esto le siguió una oleada de palabrería unida a una sensación de poder; en aquel momento, el fanfarronear con frases grandilocuentes reflejaba la verdad de ese momento, su verdad.
-Soy el rey de todo porque soy frío, nena, porque soy ingenioso y soy frío. Hago lo que quiero y no siento nada. Si alguien se interpone en mi camino, me lo quito de en medio de golpe; sabrán que les ha pasado algo malo pero no sabrán cómo. El fajo de billetes es grande ahora pero en una semana tendré mucho más. Puede que hasta me compre este sitio. Tengo algo entre manos…

[Traducción de Zulema Couso]

Al otro lado del espejo. Número 2


Ya está en la red el nuevo número de esta revista. En esta ocasión, los ilustradores son: María Couceiro, Peter Jasen (Velpister), Laura Rosal del Rey, Ángel González González, Federico Romero, Pedro Morillas y Daniel Orviz. Y los escritores y poetas son: Antón P. Chéjov, Oscar Sipán, Fco. Javier Irazoki, Alberto Infante, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Giovanna Rivero, Roxana Popelka, Nacho Abad, Juan Pardo Vidal, Mushin Al-Ramli, Déborah Vukušić, Alberto García Salido, Manu Sánchez Vicente, Fusa Díaz, Jara Bedmar, Soledad Dávia, Begoña Leonardo, Javier Das, Yolanda Calahorra, José Ángel Beckett, Batania, Esteban Gutiérrez Gómez. En este link se puede visualizar y descargar en pdf.

Progreso

Tres mil y pico megaherzios
doble procesador
cinco gigabytes de ram
y el caché más alto del mercado;
bahías y puertos,
periféricos, teleféricos,
bluetooth, blue-ray,
blue-velvet…
pantalla plana de cristal líquido
conexión inalámbrica
teclado partido
y ergonomía en el ratón;
tres millones de líneas de código
–propietario, claro está–
accesos directos, alias
la cima de la civilización,

y todo para jugar
un triste solitario
y ver
películas porno.


Javier Menéndez Llamazares, Cosas que no se pueden encontrar en internet

Cartel y trailer de The Runaways


Kristen Stewart y Dakota Fanning son las protagonistas de esta película sobre la cantante Joan Jett y su banda The Runaways. Recordemos que la propia Joan Jett protagonizó su primer filme junto a Michael J. Fox: Light of Day (aún guardo por ahí el lp de la banda sonora). Puede verse el primer trailer: aquí.

Zelda Rubinstein (1933 - 2010)


Quizá la recuerdes por Poltergeist y Angustia.

miércoles, enero 27, 2010

Cosas que no se pueden encontrar en internet, de Javier Menéndez Llamazares


COSAS QUE NO SE PUEDEN ENCONTRAR EN INTERNET


A pesar de los motores de búsqueda
que procesan en milisegundos
millones de entradas,
por más brújulas con que navegues
es imposible dar
entre el oleaje del hipertexto
con algunas cosas elementales:
En Internet no hay
hojas de árbol puestas a secar
entre las páginas web.
No hay párrafos subrayados
ni anotaciones a mano.
Nunca se quedan migas de galletas
ni arena de la playa
entre las hojas.
No se puede usar como marcapáginas
una factura del banco.
En internet el viento nunca
te desbarata los folios y los hace volar
como una bandada de palomas.
Tampoco llueve nunca
en las tardes tristes.
Internet no te echa de menos
ni te pasa la mano
por el hombro
cuando quiere engatusarte.
En internet no hay
duelos a muerte
al ponerse el sol
ni nadie que te espere
a la salida de clase.
Internet no tiene
sabor a fresa
ni barquilleros
en las esquinas.
Internet nunca olvida tu cumpleaños,
pero no tiene habitaciones
con derecho a desayuno
y en toda la red mundial
es imposible emborracharse.
Pero, sobre todo, no hay web
ni chat ni blog ni foro
ni dominio
en el que pueda encontrarte
porque te escondes detrás
de nicks, de falsos nombres
que te sirven de máscara
para que no pueda reconocerte
y a través de la red
no hay abrazos
ni sonrisas (sinceras)
y es muy difícil
ver tus ojos y sentir
el leve temblor
de un beso.
Porque internet no es más que
varios trillones de unos y
varios trillones de ceros,
una enorme mentira que no tiene
ni un centímetro
de piel.

Mañana, en Madrid


Escandar Algeet en el Tapas y Fotos. 21:00 horas.

Up in the Air


Un hombre que vive en el aire no puede echar raíces. Con esta frase podría resumirse el personaje de George Clooney en la nueva película de Jason Reitman, que en su corta pero meteórica carrera ha tratado temas siempre de actualidad: la polémica del tabaco (Gracias por fumar), el embarazo en la adolescencia (Juno) y el miedo al compromiso en una época de crisis económica (Up in the Air). Es una comedia con toques dramáticos o amargos. Clooney interpreta a Ryan Bingham, un hombre que viaja por el mundo porque otras empresas lo contratan para que despida a sus trabajadores. Un curro durísimo, a pesar de los viajes y los placeres que estos conllevan: en tiempos de crisis, cada día debe sentarse en un despacho y despedir a montones de tipos, de padres de familia, de señores de más de 50 años, de madres y, en general, de gente que ya no sabrá cómo encarar el futuro. Un tema muy adecuado para estos días. La filosofía de Bingham consiste en llevar poco equipaje, y esto, además, es una metáfora: no atarse, no comprometerse, no visitar mucho a los familiares, no tener pertenencias. Nada en la mochila. Vivir siempre arriba, en el aire, como indica el título, en lugares pasajeros, con un domicilio que sólo pisa unos 40 días al año. Pero las cosas se complican cuando se lía con una mujer que lleva su misma vida y cuando le encasquetan a una joven colega de trabajo para que le enseñe el oficio. Se ha llevado varios premios, y George Clooney realiza uno de sus mejores papeles.

Mañana, en Oviedo


David González en La Caja Negra. A las 22:00 horas.

martes, enero 26, 2010

La cinta blanca


Demoledora. Michael Haneke, analista de la violencia y la maldad del hombre, ha rodado su particular Novecento: la lucha de clases, la vida y la convivencia entre los jornaleros y los terratenientes, el clima de opresión en un pueblo de Alemania, en los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial. El amo machaca a los agricultores y estos, casi siempre padres de familia, la pagan con sus hijos mediante palos y castigos, y sus hijos canalizan su odio hacia quienes son distintos o están indefensos. “Los hijos pagan los errores de los padres”, se lee en una nota escrita por mano anónima. Esos muchachos, rubios y siniestros como los niños de El pueblo de los malditos, son criados con azotes, represiones y una estricta educación católica, y en algunos casos sometidos a prácticas incestuosas. Aunque Haneke nunca apunta culpables, sólo sugiere, es evidente que los niños retratados, absorbidos ya por el odio y la crueldad, formarán parte del nazismo. Su fotografía, espléndida por cierto, recuerdo mucho a las cintas de Dreyer; pero los caminos de Haneke (y sus intenciones) son otros.

El Jardín de los Suplicios, de Octave Mirbeau (Impedimenta)


Dividida en tres partes, en la primera asistimos a un diálogo sobre el asesinato; en la segunda, al viaje del narrador hacia otras tierras, trayecto durante el cual conoce a Clara, una joven sádica de la que se enamora. Aunque esa segunda parte me aburrió un poco, es en la tercera (que abarca media novela) donde asistimos a un catálogo de horrores no muy alejado de Saw y sus secuelas: la mujer lleva al protagonista a un penal de China y al Jardín de los Suplicios en el que, tras sufrir diversas torturas, la sangre y los cadáveres de los reos sirven de abono para las flores. Verdugos que explican cómo se ata al culo de una víctima un jarrón en cuyo interior hay una rata, presidiarios a los que arrojan carne putrefacta como rancho, hombres despellejados o atados bajo una campana en movimiento durante 42 horas… No me extraña que fuera polémica en su tiempo. Fue publicada en 1899 y Octave Mirbeau ya se mostraba como un precursor del gore de nuestra época.

Al pie de uno de esos cadalsos, florido como una columna de terraza, un atormentador, sentado, con su caja de herramientas entre las piernas, limpiaba unos finos instrumentos de acero con paños de seda. Tenía la ropa cubierta de salpicaduras de sangre, y sus manos parecían enguantadas de rojo. A su alrededor, como en torno a una carroña, zumbaban y remolineaban enjambres de moscas. Pero en aquel ambiente de flores y perfumes, aquello no resultaba repugnante ni terrible. Lo que cubría su ropa parecía una lluvia de pétalos caídos de un membrillo cercano. Además, aquel hombre tenía una barriga pacífica y bonachona. Su rostro, en reposo, expresaba bonhomía e incluso jovialidad; la jovialidad de un cirujano que acaba de realizar con éxito una operación difícil. Cuando pasábamos cerca de él, levantó los ojos hacia nosotros y nos saludó cortésmente.
Clara le dirigió la palabra en inglés.
-Es una verdadera lástima que no hayan venido una hora antes –dijo aquel buen hombre–. Habrían visto una cosa muy hermosa, y que no se ve todos los días. ¡Un trabajo extraordinario, milady! He recortado a un hombre de los pies a la cabeza, después de haberle quitado la piel. Tenía muy mal tipo… ¡Ja, ja, ja!

[Traducción de Lluís Mª Todó]

Dos carteles de The Last Airbender



La nueva película de M. Night Shyamalan. Esperemos que sea mejor que las dos últimas.

lunes, enero 25, 2010

Ficción Súbita. Relatos ultracortos norteamericanos, de Varios Autores


Robert Shapard y James Thomas fueron los encargados de agrupar bajo este título una serie de cuentos que no siempre son ultracortos o hiperbreves: en algunos casos superan incluso las cuatro páginas. Como en toda antología, hay textos muy superiores a otros. Ya lo dice uno de los autores: (…) las narraciones de esta antología ofrecen una variada y amplia gama de formas y estilos. Desde el cuento realista al surrealista, desde lo concreto a lo absurdo, de la anécdota a la narración sólida. Algunos de ellos son conocidos (y célebres) para el lector. La semana pasada incluí un cuento completo del libro. Quizá lo mejor esté al final, en las páginas en las que numerosos escritores (algunos compilados en el volumen; otros, no, como Paul Theroux) aportan su visión del cuento hiperbreve o ultracorto o microrrelato. Esas últimas páginas son una guía utilísima para el escritor novel. Estos son los autores que colaboran:

Robert Coover, Grace Paley, Arturo Vivante, Barry Hannah, Donald Barthelme, John Cheever, Jane Martin, Bel Kaufman, Roy Blount, Jr., Richard Blessing, John Updike, Robert Fox, James Still, Charles Baxter, Elizabeth Tallent, Gordon Lish, Mary Robison, Peter Taylor, Max Apple, Langston Hughes, Raymond Carver, Lynda Sexson, Tobias Wolff, T. Coraghessan Boyle, Jack Matthews, Ray Bradbury, Fred Chappell, Steven Schutzman, Tennessee Wiliams, H. E. Francis, Pamela Painter, Mark Strand, William Peden, Joyce Carol Oates, Russell Edson, John L’Heureux, Lucas Cooper, Ernest Hemingway, Stuart Dybek, Francois Camoin, Michael Plemmons, Chet Williamson, Fielding Dawson, Tom Wahlen, George Garrett, Barbara L. Greenberg, Joe David Bellamy, Paul Milenski, Sharyn Layfield, James B. Hall, Russell Banks, Ron Carlson, Robley Wilson, Jr., Sandra J. Kolankiewicz, Leonard Michaels, Robert Kelly, Lydia Davis, Gordon Jackson, Pat Rushin, Philip F. O’Connor, Charles Johnson, David Ordan, Barry Callaghan, Craig McGarvey, Jayne Anne Phillips, Stephen Dixon, Rolf Yngve, Gary Gildner, Marilyn Krysl, Bernard Malamud.

[Traducción de Jesús Pardo]

Bolo en Notodofilmfest


Bolo (Hipólito García), a quien muchos ya conocéis por el circuito de recitales de Madrid, participa con un corto de 30 segundos en Notodofilmfest. Se titula Valeria, él es uno de los protagonistas, y se puede encontrar mediante el buscador de la web.

Cartel y trailer de Nowhere Boy


A priori, una película muy apetecible. Abarca los primeros años de la vida de John Lennon, a quien interpreta Aaron Johnson. El guión es de Matt Greenhalgh, quien escribió Control, el filme sobre la vida de Ian Curtis. Ha sido nominada para cuatro premios BAFTA y el trailer, que se puede ver en su web (además del tracklist de la banda sonora), tiene buena pinta: aquí.

Poema ubicado en Haití‏

.........................................Con la inestimable ayuda de Ana Gorría


En los márgenes del confinamiento
pende una vela sobre un cubo de plástico. No hay quien la sople.
Nadie cumple años. El tiempo es saqueado de provisiones esperanzadoras.

Se juega a las cartas pensando que el azar
nunca supo de necesidades
ni de la angustia generada
en las láminas de cemento,
en el lugar donde no se sustenta
la raíz de de la historia reciente.

La oscuridad le gana el pulso al tendido eléctrico.

No hay destino donde no hay caminos. Donde no se puede caminar
sin pisar carne en descomposición,
los recuerdos,
a dos metros bajo tierra.

Las sábanas transparentan las heridas de los muros de la naturaleza.

Esperanza minada por los desajustes de las escalas de la devastación
que zarandea el número al cuadrado
cuando los cuerpos son intermitencias.

No colinda el miedo cuando se hace añicos el álbum familiar
metros abajo del oxigeno respirable. No hay explicación empírica
para el azar que no sabe de ansia ni de pulsiones. Cuando el plano de la mirada
está devastado, se saquea hasta los bolsillos de uno mismo.
La indiferencia es inmune a la supervivencia.

En los márgenes del confinamiento,
quienes merodean entre la escombrera humana
caminan a través del paisaje descorazonador,
donde no saben
si el mundo real es este,
o es el infierno con el que les atemorizaron
desde pequeños. Sonámbulos que ansían vida cotidiana, algo que llevarse a la boca.

Dolor que se funde con el sueño que ingiere la exaltación de los cuerpos tendidos.

El tiempo, apocalipsis regresivo cuando no se sabe cuando va a amanecer entre tanta
oscuridad.



Hasier Larretxea

domingo, enero 24, 2010

Próximamente: El jardín de los suplicios


Este escandaloso libro de Octave Mirbeau se publica ahora por partida doble. En sus novedades de enero, Impedimenta y El Olivo Azul arrancan con El jardín de los suplicios. En la edición de Impedimenta traduce Lluís Maria Todó. En la edición de El Olivo Azul traducen Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán. Las dos parecen muy atractivas. Yo intentaré hacerme con ambas.

sábado, enero 23, 2010

Cartel de Room in Rome


Elena Anaya y Natasha Yarovenko. Uf.

Lo bueno y lo malo de los viernes

Lo bueno y lo malo de los viernes por la tarde es, quizá, la sensación de haberse merecido el descanso, de haber alcanzado la meta semanal y al mismo tiempo ver cómo tantas cosas quedan en el tintero. Lo bueno y lo malo. Lo recto y lo incorrecto. Cuando el sol se va ya y presagia el primero de tantos viernes oscuros porque has llevado a tu vida a un túnel sin salida, te has convertido sin darte cuenta o sin querer hacerlo en uno de esos que salen a comprar con el coche para cargar lo suficiente para todo el fin de semana y que mira a las dependientas de las tiendas con deseo, como si en ellas estuviera la respuesta, la solución a un viernes que se anochece y presagia un sábado más de radio, café y libros. La esperanza reside en los ojos de quienes nos atienden. No, no quiero un kilo de patatas, te quiero a ti.


Ignacio Escuín Borao, Habrá una vez un hombre libre

viernes, enero 22, 2010

Enemigos públicos, de Michel Houellebecq y Bernard-Henri Lévy


Entre enero y julio de 2008, Houellebecq y Lévy prepararon este libro de correos electrónicos cruzados. Y digo “prepararon” porque ellos mismos admiten que el debate nace con vistas a su publicación. Contrariamente a lo que parece, no se dedican a insultarse a pesar de sus diferencias. Sólo en las primeras cartas hay cierto afán por darle caña al contrario. En seguida, sin embargo, aparece el entendimiento. Aunque les separan muchas divergencias, también hay un montón de gustos afines entre ellos: la literatura, algunos autores concretos, la pasión por amar y por escribir… Y su condición (la de ambos) de fenómenos mediáticos perseguidos y criticados por la prensa. Lo que llaman “la jauría”. Saben que la jauría tiene miedo y por eso les arroja piedras, por eso los convierte en cabezas de turco, en dos intelectuales sobre los que es fácil criticar y buscarles los trapos sucios en la basura.

La amistad epistolar coincidió con ese momento en el que la madre de Houellebecq publicó un libro en el que descuartizaba a su hijo. Ambos autores se muestran un poco cansados en su lucha contra ese linchamiento que sufren cada vez que publican nueva obra. Tratan varios temas: la literatura, la identidad de ciertos países, la historia, los recuerdos infantiles y juveniles, la alusión a los padres… casi siempre en clave filosófica, pero no por ello menos amena. Confieso que me interesa más Houellebecq que Lévy, pues apenas he leído nada del segundo, salvo artículos sueltos y quizá algún breve ensayo. Quizá por eso me quedé con más apuntes del primero para el recuerdo. Me parecen dos autores con nervio, siempre dotados de opiniones polémicas y de mucho músculo en sus anotaciones (aunque no esté de acuerdo con todo lo que dicen). Se trata de una correspondencia en la que dos hombres aprenden, y nosotros aprendemos con ellos. Para no elegir entre los dos, dejo un fragmento de cada escritor:

Cuando todo esto se haya calmado, cuando por fin llevemos mucho tiempo muertos, un historiador del futuro podrá sin duda extraer grandes enseñanzas del hecho de que nosotros dos, y más o menos en los mismos años, hayamos asumido bastante cómodamente el papel de enemigos públicos. No me siento capaz siquiera de desarrollarlo, es sólo una impresión que me sigue siendo ajena: pero me parece que el que consiga comprender por qué nosotros, que somos tan distintos, nos hemos convertido en los principales cabezas de turco de nuestra época en Francia, comprenderá al mismo tiempo muchas cosas sobre la historia de este país y de esta época.
(M. Houellebecq)

Pero lo cierto es que no creo en el diálogo y que en la vida real no he comprendido nunca la teoría según la cual bastaría para que se opongan, que se confronten argumentos y contraargumentos para que se disipen, como por ensalmo, las tinieblas de la ignorancia: en la mayoría de las discusiones, la gente llega con sus convicciones y se vuelve con ellas; y la idea de una “dialéctica” que les permitiría afirmar sus puntos de vista, enriquecerlos o cambiarlos siempre me ha parecido muy dudosa (…).
Ahora bien, le repito que aquí es indiscutible que ha surgido algo.
Ha habido un auténtico trabajo de la palabra que, contra todo pronóstico, ha conseguido que progresemos un poco.
(B.-H. Lévy)

[Traducción: Jaime Zulaika]

Próximamente: Fuck America


Copio y pego del boletín de Errata Naturae, acerca del libro de Edgar Hilsenrath :

1952. En un café judío de Nueva York, Jakob Bronsky, recién llegado a los Estados Unidos, escribe una novela sobre su aterradora experiencia en el gueto durante la Segunda Guerra Mundial. Su desconcertante y obsceno título: El pajillero. Rodeado de emigrantes, vagabundos, beats, putas, chulos y otros seres excluidos del glorioso sueño americano, Bronsky sobrevive gracias a trabajos míseros, pasa las horas escribiendo en garitos sórdidos que abren toda la noche y fantasea con el culo de la secretaria de Mr. Doublecrum, el que será, o eso espera Bronsky, su futuro editor.
Fuck America es un relato inspirado en gran parte en la propia experiencia autobiográfica de Edgar Hilsenrath como emigrante y escritor novel, narrado con un tono cruel y divertido que recuerda las mejores páginas de Fante, Roth o Bukowski. Sin embargo, el tratamiento crudo, irónico y febril que añade Hilsenrath para dar cuenta de la experiencia de la Shoah y de sus vivencias en el gueto -insólito en el panorama literario alemán- lo ha convertido en una referencia tan única como imprescindible de las letras contemporáneas.

jueves, enero 21, 2010

Este sábado, en Girona



Este sábado, la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker presenta su nueva apuesta: una antología con poemas de Pedro Casariego Córdoba, Arturo Martínez, Eduardo Scala y Gonzalo Escarpa. Desde aquí, mi enhorabuena a Marcus e Isabel por la nueva criatura, que ya ha salido de imprenta.

Piazza del Coliseo. Roma (Italia)

Cámaras de fotos de usar y tirar. Chancletas de saldo que hacen rozaduras con la goma. Quinceañeras andaluzas en viaje de fin de curso. Murcianos con marcas de sudor bajo las axilas. Francesas adolescentes que experimentan con el sexo. Miembros de una asociación catalana sin ánimo de lucro que pretenden llevárselas al hotel. Pelos teñidos de rubio, rubio sesentón, rubio de bote. Y el pavés de los aledaños del Coliseo romano aguantando las pisadas de todos, más los gritos de los ibéricos. Españolitos nuevos ricos que hace dos días cagaban en un corral y que ahora viajan, impunemente, por la Europa de todos, pagando con euros la inflación, gastando los beneficios del ladrillo, dejando las llantas de aluminio para el año que viene, para lucirlas en Torrevieja, Villajoyosa o Marbella. Y desde arriba, en plano cenital, Claudio Rivera, sentado en el mirador, fuma un cigarro y bebe una cerveza italiana, marca Peroni, mientras observa, atónito, la falsedad de un turismo de cartón piedra que no lleva drenaje, que no absorbe el pus de la infección, de la hemorragia educativa que aún arrastra. Un país al que le salieron las tetas antes que los dientes, una nación con demasiado miedo para tener identidad pero con suficiente valor para pasearse por el mundo sin preocuparse de casi nada, sin pensar que en Roma, a pesar de las piedras, también hay vida.


Mario Crespo, Cuento kilómetros (Inédito)

Cartel y primer trailer de Buried


Dirigida por el español Rodrigo Cortés, Buried cuenta la tragedia de un hombre (Ryan Reynolds) que despierta enterrado vivo, sin saber por qué y con varios objetos (móvil, linterna, mechero y cuchillo) junto a él que, supongo, le servirán para arreglárselas en plan McGyver. Seguro que es la peli más claustrofóbica de la década. Primer trailer y clip: aquí.

miércoles, enero 20, 2010

Sherlock Holmes


En su crítica para El País, Jordi Costa apunta (y estoy de acuerdo): Discutir si el Sherlock Holmes de Guy Ritchie es o no es el verdadero Holmes es algo condenado a desembocar en debate estéril: el legendario icono ha tenido una tan prolífica, diversa y estimulante vida apócrifa que repudiar, en nombre de las esencias, la remezcla que propone el cineasta parece fuera de lugar.

Lo que ha hecho Ritchie es, simplemente, una revisión del personaje pasada por varios tamices. Una reinterpretación de Holmes y Watson con apuntes de cómic, estética de videoclip y acción al ralentí. Ha hecho su propio James Bond o su propio Indiana Jones: p. ej., no falta, como en algunas de las películas de ambas sagas, la pelea interminable y en clave de humor con el gigante de turno. Le ha dado a Holmes y a Watson una dimensión moderna e indudablemente sexy. Sigo pensando que Robert Downey Jr. y Jude Law se asemejan, por físico y edad, más a sus modelos literarios que otros intérpretes anteriores. Ritchie también se aleja de ciertos detalles inventados en las viejas películas, pero que algunos críticos con poca memoria (o que no han leído a Doyle) han olvidado: la pipa gigante, el gorro de doble visera, etc; y a este respecto, conviene consultar la fantástica edición de Jesús Urceloy, Todo Sherlock Holmes. El director de Snatch nos presenta a un Holmes tendente al desaliño y al nervio. No hay tanta acción como parece mostrar el trailer. Quienes no han leído las aventuras de Holmes tal vez ignoren que a menudo hay acción y violencia durante la resolución de algunos casos, pero se alude a esas situaciones sólo indirectamente. Ritchie, en cambio, prefiere jugar con aquellas elipsis. Se concentra en lo que nos contaban por encima. Porque, en los ratos en los que S. H. no estaba meditando en el sofá, salía disfrazado a perseguir villanos o a capturarlos perpetrando sus delitos.

El resultado es un refrito muy entretenido (y con dos buenos actores) en el que, sea directa o indirectamente, se alude al universo holmesiano: la pipa negra, la lupa, Mycroft (cuyo nombre no se menta), el violín, Moriarty, los experimentos caseros, Irene Adler, los disfraces, la relación con la canalla de los bajos fondos, los métodos deductivos, las técnicas del boxeo y de la esgrima, las persecuciones, los días en los que el detective pierde la noción del tiempo, las conspiraciones, los apuntes (a priori) sobrenaturales… Eso sí: mi debilidad absoluta siempre será El secreto de la pirámide.

Cartel de Micmacs à tire-larigot


La nueva película de Jean-Pierre Jeunet.

Sentados

Por la mañana el hombre y la mujer estaban sentados en los escalones del portal de su casa. No querían moverse de allí.
Con regularidad metronómica él los miraba a través del cristal de la puerta de la calle.
No se habían ido al oscurecer; y se preguntó cuándo dormirían o comerían o harían sus obligaciones.
Al amanecer seguían allí sentados. Y sentados siguieron, aguantando sol y lluvia.
Al principio sólo los vecinos más cercanos llamaban para preguntar:
–¿Quiénes son?, ¿qué es lo que hacen ahí?
Él no lo sabía.
Luego llamaron también vecinos de casas más lejanas. Y la gente que pasaba por la calle y se fijaba en la pareja.
Él nunca oyó al hombre y a la mujer decirse una sola palabra.
Cuando empezó a recibir llamadas de toda la ciudad, de extraños y hasta de concejales, de profesionales y oficinistas, de basureros y de criados y de mozos para todo, y del cartero, que tenía que esquivarlos para poder entregar las cartas, se dio cuenta de que no iba a tener más remedio que hacer algo.
Les dijo que se fueran.
Ellos ni le contestaron. Siguieron sentados. Le miraban, indiferentes.
Él dijo que iba a llamar a la policía.
La policía les echó un sermón, les explicó los límites de sus derechos y se los llevó en el coche.
A la mañana siguiente estaban allí de nuevo.
La vez siguiente la policía dijo que los meterían en la cárcel si no fuera porque las cárceles estaban tan llenas, pero se buscaría algún otro sitio, si él insistía.
–Ese problema son ustedes quienes tienen que resolverlo –dijo él.
–No, al revés, es usted –el dijo la policía, pero se llevaron a la pareja.
Cuando él se asomó a la mañana siguiente, vio que el hombre y la mujer estaban allí, sentados en los escalones.
Siguieron sentados allí día tras día durante años.
Cuando llegaba el invierno él suponía que se morirían de frío.
Pero fue él quien se murió.
Como no tenía parientes, la casa pasó al ayuntamiento.
Y el hombre y la mujer seguían sentados allí.
Cuando el ayuntamiento amenazó con llevarse al hombre y la mujer, los vecinos y los ciudadanos entablaron una demanda contra el ayuntamiento: después de llevar allí tanto tiempo, el hombre y la mujer se merecían la casa.
Ganaron los litigantes. El hombre y la mujer se quedaron con la casa.
A la mañana siguiente aparecieron hombres y mujeres sentados en los escalones de portales por toda la ciudad.


H. E. Francis, Ficción Súbita. Relatos ultracortos norteamericanos, de Varios Autores (Edición de Robert Shapard y James Thomas)

Mañana, en Madrid


Presentación de los libros de Carlos Salem en Ediciones Escalera: Yo también puedo escribir una jodida historia de amor y Yo lloré con Terminator 2. Para más detalles, pincha en la foto.

Mañana, en Guadarrama


En concierto. Ángel Petisme y los Hijos del Cierzo. A las 22:00 horas. Sala Reciclaje. C/ Carlos Martínez, 8. Guadarrama (Madrid). El último disco de Ángel, Río ebrio, fue elegido uno de los mejores discos de 2009 por la revista EfeEme.

martes, enero 19, 2010

Próximamente: Stark


Otra novela del genial Edward Bunker. En Sajalín Editores.

Habrá una vez un hombre libre, de Ignacio Escuín Borao


VII

Un pasillo de esos que parecen no tener fin,
de luz pálida y blancas paredes,
con el peculiar aroma de los hospitales
y el repiqueteo de los monitores que marcan
el pulso, la frecuencia de respiración y el resto
de signos vitales.

La espera en esta ocasión no hace otra cosa
que hacer mayor el pasillo, más blanco
incluso, más rítmico el repiqueteo tal vez.

Por ahí desfilan enfermeras, sanitarios
y doctores que me saludan con una leve
inclinación de cabeza, como si intuyeran
que no voy a estar allí por mucho tiempo
o quizá sólo sea que no se atreven a decir nada
que pueda alterar mi espera.

Al fondo del pasillo unas enfermeras corren
y se avisan las unas a las otras, mujer
de cuarenta y nueve años entiendo
desde la distancia.

El corazón, ese músculo frágil que marca
el pulso, deja de latir en cualquier momento
y prácticamente por cualquier causa
si no se cuida con esmero. Tengo dolor
de corazón aunque intuyo que el mío no se va
a detener hoy.