Este fin de semana me contaron una historia verídica y reciente. Un hombre de 30 años, amigo de una de mis amigas, hizo una gran fiesta para sus amistades. Murió una semana después. Por alguna clase de tumor en la cabeza. No dijo nada a ninguno de los invitados, pese a conocer el poco tiempo que le quedaba. Tras saber éstos la noticia de su fallecimiento, entendieron la razón por la que aquel hombre había hecho esa fiesta. Era su despedida del mundo.