Existe una clase de cretino muy abundante en internet. Se trata de quien, por el mero hecho de dedicarnos algunos a la escritura, cree que su misión consiste en desprestigiarnos y descalificarnos, emboscado tras la máscara del anonimato. La ventaja de este incordio diario es que él mismo, con esa actitud infantil, está reconociendo que, en efecto, no sirve para otra cosa.