miércoles, octubre 10, 2012

Antología de Spoon River (Edición completa), de Edgar Lee Masters




Es admirable el esfuerzo conjunto que han hecho Jaime Priede (como traductor, y también encargado de las notas y el prólogo) y Pepo Paz (como editor de Bartleby) para traernos la edición íntegra de la Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters, el libro de poesía más vendido en la historia de EE.UU. Ante una afirmación así uno podría echarse a temblar, pero no es el caso: los poemas de Spoon River conforman un auténtico tour de force, como suele decirse.

Masters convoca a los muertos de un cementerio y éstos nos van contando su historia, y el coro nos brinda un peculiar retrato de una localidad, con sus intrigas y sus tejemanejes, sus infidelidades y sus cotilleos, sus asesinatos y sus peleas, sus evoluciones y sus fracasos. Cada poema es un monólogo de un muerto, que siempre lleva por título el nombre y apellido (o apodo) del personaje en cuestión.

Spoon River es un largo poemario cuyos monólogos acaban componiendo una suerte de novela con ecos que luego recogería William Faulkner, o una especie de libro de cuentos en verso. Una obra extraordinaria, la mires por donde la mires. Tres poemas:


OLLIE MCGEE

¿Os habéis fijado en un hombre mustio y cabizbajo
que deambula por el pueblo?
Es mi marido, que con secreta crueldad,
nunca confesada, me robó juventud y belleza.
Hasta que, llena de arrugas y con los dientes amarillos,
perdida la dignidad y de vergüenza humillada,
me bajaron a esta tumba.
¿Y qué creéis que le roe a mi marido por dentro?
¡La cara de la que fui y la otra que hizo de mí!
Las dos le están llevando al sitio donde yazgo.
Logro mi venganza después de muerta.

**

JOHN HORACE BURLESON

Gané el concurso de redacción aquí
en la escuela del pueblo
y publiqué una novela antes de los  veinticinco.
Me fui a la ciudad en busca de temas para enriquecer
mis obras.
Allí me casé con la hija de un banquero
y llegué a ser presidente del banco,
esperando tener algún día tiempo libre
para escribir una novela épica sobre nuestra guerra.
Trabé amistad con gente importante, amante de las letras,
y fui anfitrión de Mathiew Arnold y de Emerson,
conferenciante y autor de ensayos
para asociaciones vecinales. Al final me trajeron de vuelta
al lugar de mi juventud, como sabéis,
sin tener siquiera una pequeña placa en Chicago
que mantuviera vivo mi nombre.
Qué grande habría sido escribir este solo verso:
¡Sigue adelante, hondo océano azul, siempre adelante!*

*Verso de Lord Byron

**

EDITH CONANT

Por aquí andamos. Nosotros, los recuerdos.
Apartamos los ojos porque nos da miedo leer:
¡17 de junio de 1884. 21 años y 3 días”.
Todo ha cambiado.
Nosotros, los recuerdos, seguimos aquí, solos,
pues no hay ojo que pueda vernos ni saber por qué
estamos aquí.
Tu marido ha muerto. Tu hermana vive lejos.
A tu padre ya le dobla la edad.
Te ha olvidado, apenas
si sale de casa.
Nadie que recuerde tu rostro delicado,
tu voz aflautada,
ni cómo cantabas, incluso la mañana en que se hirió
el intenso dulzor de un dolor palpitante
hasta la llegada del hijo que murió contigo.
Todo está olvidado, salvo por nosotros, los recuerdos,
que hemos sido olvidados por el mundo.
Todo ha cambiado, salvo el río y la colina…
Pero también ellos han cambiado.
Solo el sol ardiente y las plácidas estrellas son iguales.
Y nosotros, nosotros, los recuerdos, seguimos aquí,
aterrados,
los ojos anegados por el cansancio de las lágrimas,
con un inmenso cansancio.


[Traducción de Jaime Priede]