Presentación del poemario El ritual de lo habitual. En la mesa estaremos Cristina Morano, Rebeca Álvarez y un servidor. A las 19:00 horas en La Casa del Libro de Hermosilla.
"En lo que me concierne, no soy un escritor, soy alguien que escribe…" (Thomas Bernhard)
lunes, febrero 28, 2011
Oscars 2011
Al parecer no ha habido sorpresas. El discurso del rey ha sido premiada como Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor (Colin Firth) y Mejor Guión Original. Otros premios: Natalie Portman (por Cisne negro), Christian Bale (por The Fighter), Melissa Leo (también por The Fighter)... La red social ha obtenido tres premios: música, guión adaptado y montaje. Como también era de esperar, Toy Story 3 se llevó el Oscar a la Mejor Película de Animación. La imagen de abajo pertenece a Reuters. Lista completa.
Amparo Muñoz (1954 - 2011)
Esta mañana me levanto con la noticia de la muerte de Amparo Muñoz, que durante años fue una de las mujeres más guapas de España. Ha fallecido a la misma edad a la que murió mi madre: 56 años; de "una larga enfermedad", dicen.
Sólo para cinéfilos, de Richard T. Kelly (edición)
Hace años publicaron un libro titulado Ten Bad Dates with De Niro, que en España dividieron en dos volúmenes: Sólo para cinéfilos y El desafío del cinéfilo. He leído el primero y pronto leeré el segundo. Sé que son libros sólo aptos para cinéfilos frikis como yo, pero si amas el cine lo devorarás en un par de sentadas. Lo que propone el editor Richard T. Kelly a un conjunto de escritores, poetas, críticos, directores de cine y periodistas es crear listas de películas. Y no sólo crearlas, sino comentar sus elecciones. Y esos comentarios son precisamente los que aportan entidad e interés al libro, ya que uno descubre cosas que no sabía, películas cuya existencia ignoraba o anécdotas que jamás había escuchado. Por ejemplo, en la lista sobre los chanchullos de los jurados del Festival de Cine de Cannes tenemos este ejemplo:
10. La dolce vita (La dolce vita. Italia 1960, dir. Federico Fellini): Palma de Oro, jurado de Georges Simenon
La organización del festival recomendó al muy decidido novelista belga Simenon que concediera al menos un premio a Estados Unidos. Simenon tenía otras ideas: en el curso del festival había trabado una gran amistad con Fellini y su esposa, y estaba resuelto a que La dolce vita tenía que recibir un premio importante. El novelista estadounidense Henry Miller, un jurado muy suelto más interesado en jugar a tenis, accedió a votar como planteaba Simenon. Tal cosa bastó para que La dolce vita obtuviera la Palma de Oro, y años después Fellini declararía que le debía la carrera a Simenon.
Una lista muy atractiva es la que elabora el propio Kelly sobre “Diez presuntos fiascos, que en realidad son películas estupendas”, lista con la que estoy casi por completo de acuerdo, ya que se trata de títulos que nos proporcionan placeres culpables, como el siguiente:
10. Waterworld (Waterworld. EE.UU. 1995, dir. Kevin Reynolds, guión: Peter Rader y David Twohy)
Es como un Mad Max marino. ¿Qué problema hay? Sí, claro, la serie de éxitos complacientes de Kevin Costner ha acabado siendo un poco agotadora, y los equipos cinematográficos que trabajan en el agua casi inevitablemente se la pegan. El asediado rodaje de Waterworld en Hawai adquirió pronto un aire de calvario. El resultado no se parece a cualquier otra película. El conciso héroe, nada zalamero, que encarna Costner y el bronceado malo de Dennis Hopper suministran dosis de humor astuto. La temprana “Batalla del Atolón” es una formidable secuencia elaborada, y la acción de coreografía atlética en espacio reducido gana a cada año que pasa, gracias a las nuevas tecnologías. Pero no hay nada que iguale el ingenio de los que, en el momento del estreno, inventaron epitafios como “Fishtar”, “Kevin’s Gate” [NT. Alusiones a las películas “Ishtar” y “Heaven’s Gate”] o “Waterworld se comió a mi hámster”. (El último es un chiste, aunque muy justito).
También hay una lista sobre diez obras maestras no realizadas, proyectos que se quedaron en el camino, como esta adaptación:
5. “La conjura de los necios” de John Waters
Ya en 1980 se produjeron intentos de llevar a la pantalla la extraordinaria novela humorística de John Kennedy Toole, cuando un joven ejecutivo de la 20th Century Fox, Scott Kramer, se puso a difundir ejemplares de la primera edición entre sus colegas, muy pocos de los cuales supieron ver el aspecto divertido de un libro sobre un corpulento, flatulento, y decididamente indolente misántropo y medievalista: Ignatius T. Reilly. Entre los que iniciaron guiones, a lo largo de los años, figuran Buck Henry, Harold Ramis y Stephen Fry; y entre los actores escogidos para el papel figuraron John Belushi, John Candy y Chris Farley, que todos ellos murieron antes de que las cámaras pudieran rodar, de ahí la leyenda de una “Maldición” de la Conjura. El gran lamento de los fans de la novela es que John Waters ya no realizará su versión, puesto que el hombre que concibió Pink Flamingos y Hairspray indudablemente habría hecho algo memorable con un libro aún considerado “infilmable”. Cuando se escribe esta nota, hay rumores de que La conjura la dirigirá David Gordon Green a partir de un guión de Kramer y Steven Soderbergh, aunque si es así no merece la pena esperar con impaciencia.
Hay listas para todos los gustos: las películas que entretienen mucho, pero da apuro confesarlo; las películas donde maltratan los dedos; las muertes más violentas del cine de gángsters; las principales películas sobre arquitectos o sobre científicos locos; los peores peinados del cine (para mi sorpresa no incluyen ninguno de Nicolas Cage, que podría llenar él solito una lista de veinte o treinta peinados horrendos); los diez personajes secundarios más memorables del cine de los Coen; etcétera. Entre los especialistas consultados están, por ejemplo, los Coen, Mike Figgis, Steven Soderbergh, George Pelecanos o Andrew O’Hagan. En este link pueden visualizarse muchas de las páginas del primer tomo.
[Traducción de Joan Sardá]
domingo, febrero 27, 2011
El ritual de lo habitual, de Cristina Morano
13. Ileana: emigrante rumana, contratada para recoger la cosecha en Andalucía
Esta es una tierra alegre,
el que no se calienta al sol
se alcoholiza y punto.
Me doblo en un ángulo de noventa grados
para recoger sesenta cajas diarias
de fresas, una por una. Mis compañeros
son mujeres por expreso deseo
de los empresarios; dice mi jefe
“Son más dóciles
y no tienen problemas de convivencia”.
Esta declaración no ha sido subrayada
por ninguna organización feminista.
Somos buenas reses. Sacamos
adelante los países. Sufrimos
y callamos, nuestras madres
nos enseñaron a no alborotar,
tampoco ellas protestaron, se limitaron
a trabajar por la nación. Nosotras
nos lanzamos a mejorarlo,
a cumplir sus patrones con mérito.
Asistimos a la noche sin música,
sin alegría nos acostamos; lejos,
en los claros sub-alpinos, se oye
cantar a las flores amarillas de la arzolla,
y las orquídeas de los Cárpatos
exhalan un fuerte olor a vainilla.
Soy licenciada en Medicina
por la facultad de Cluj Napoca.
sábado, febrero 26, 2011
Los héroes de la poesía
los héroes de la poesía
no somos nosotros, los
que subimos a la tarima
a sembrar los oídos
con metáforas
los héroes de la poesía
están detrás
entre bastidores:
tu marido
mi novia
su hermana
o la madre
de aquel tío
los héroes de la poesía
son los que nos esperan
son aquellos que nos
aguardan en las sombras
mientras nosotros,
entusiastas
vanidosos
poetas
recogemos
los aplausos.
José Angel Barrueco, Inédito
viernes, febrero 25, 2011
Hoy: Beatitud (Madrid) / Viscerales (Mallorca) / Perversiones (Málaga)
Madrid. Presentación de Beatitud. A las 19:00 horas, en La Casa del Libro (Hermosilla, 21). Con la asistencia de David Vicente (editor de Baladí), Vicente Muñoz Álvarez, Nacho Abad, Alfonso Xen Rabanal, Mario Crespo, Roxana Popelka, Déborah Vukušić y un servidor.
Palma de Mallorca. Presentación de Viscerales. A las 20:00 horas, en la Librería La Biblioteca de Babel (C/Arabí, 3). Con la asistencia de Jorge Espina y Ana Pérez Cañamares.
Málaga. Presentación de Perversiones. A las 19:30 horas. En el Taller de Escritura Paréntesis (Sánchez Pastor, 1, 1ª planta). Con la participación de Guillermo Busutil y algunos de los autores implicados.
Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques, de William S. Burroughs y Jack Kerouac
En “La compañía de finanzas amistosas”, el excepcional análisis que Eloy Fernández Porta incluye en Beatitud (libro que esta tarde presentaremos en Madrid), y que versa sobre la obra de William S. Burroughs, Eloy comenta este libro escrito en colaboración con Jack Kerouac, y dice al respecto: La novela en cuestión contiene el que, a mi entender, es el primer texto donde ya se encuentra, in nuce, el mundo burroughsiano […] Casi toda la descripción es autobiográfica: «recibí una carta de una agencia de detectives para que me presentase a trabajar»; el diálogo con el que pronto se convertirá en un asesino, las referencias a distintas organizaciones secretas —el FBI y una organización mafiosa—, muy parecidas en sus métodos; el retrato de las drogas, el arresto de un hombre que va a buscar a su amante, y, sobre todo, el cómo y el porqué de una relación de pareja.
Lo cierto es que yo compré este libro justo el día en que llegó a las librerías. Pero había aplazado su lectura por pereza. El lúcido análisis de Eloy, que indica que esta colaboración Kerouac/Burroughs conforma el mito de origen de la literatura beat, me convenció para leerlo cuanto antes. Y, en efecto, aunque no sea una gran novela ni lo mejor de sus respectivos autores, contiene ese germen. Se trata de un libro de tono pulp en el que se describen algunas de las situaciones que luego se repetirán en Los subterráneos o Yonqui: reuniones de amigotes en casas que parecen pocilgas, hasta el amanecer, rodeados de cerveza y estimulantes; estancias en bares y en garitos; preparación de chutes; disputas entre parejas… Un libro que, como aclara James W. Grauerholz en el epílogo, permaneció durante años en un cajón, mientras Grauerholz aguardaba a que falleciesen los implicados. Porque esta novela se inspira en el asesinato real de David Kammerer a manos de Lucine Carr, ambos amigos de los autores. El libro describe los días previos a aquel asesinato. Dos son los narradores, y de cada uno os dejo un fragmento:
El lunes por la mañana recibí una carta de una agencia de detectives para que me presentase a trabajar. Había solicitado el puesto como un mes antes y casi lo había olvidado. Era evidente que no habían hecho comprobaciones sobre mis huellas dactilares y las referencias falsas que les había dado. Así que fui hasta allí y acepté el trabajo y me dieron un fajo de citaciones que quitarse de encima.
Will Dennison [William S. Burroughs]
**
Philip se alejó caminando hacia la calle Sesenta y estuve un rato observándolo. Tenía ganas de correr tras él para volver a decirle adiós. Desapareció al volver la esquina, caminando con decisión como si anduviera camino del trabajo, y yo volví a meterme en el bar. Vi las monedas en la acera y volví atrás para recogerlas. Luego entré de nuevo en el bar, pedí una cerveza y me senté en una mesa vacía.
Fue la cerveza más solitaria que he tomado en mi vida.
Myke Ryko [Jack Kerouac]
[Traducción de Fernando González Corugedo]
jueves, febrero 24, 2011
astillas, de celso castro
y ahora escucha, lo más importante de la vida, y te hablo de corazón, es tomar decisiones. que resulten acertadas o equivocadas es -profundamente secundario- ser capaz de tomar decisiones, por encima de todo, tener ganas de tomarlas. y yo tomé la decisión de que viviría dos años de alegría, dos o tres. y pasado ese tiempo, si no acontecía algo excepcional, algo que me hiciese cambiar de opinión, me suicidaría, retornaría a ese viejo proyecto de suicidio. sin dramatismos ¿eh? ni dramatismos ni aspavientos
**
que se te hace un nudo en la garganta y ya no puedes hablar, que es inútil, no puedes pronunciar palabra, y resulta angustioso, y ridículo, es tan ridículo que las emociones nos dominen hasta ese extremo. y por ejemplo, si tuviese el poder de cambiar algo de mí, y muchas veces me lo han preguntado, y supongo que a ti te lo habrán preguntado alguna vez ¿no? que te dicen –imagínate que vas caminando por un sendero y te encuentras un genio de repente, o un hada o alguien así, y te concede un deseo, y que puedes cambiar lo que quieras de ti ¿eh? lo que te apetezca, lo que menos te guste, y… ¿qué cambiarías?– y tú –pues… no sé…– y ellos –a ver ¿no te gustaría ser más alto, o más inteligente, o…?– ayudándote a evaluar o a inventariar las carencias más visibles, lo más acuciante. y yo no, de verdad, yo cambiaría mis emociones, es lo que cambiaría, y que cuando hable con los demás, no se me humedezcan los ojos, que no se me empañen como a un imbécil, y sobre todo que no se me hagan estos nudos en la garganta
El tiempo
Una de las grandes mentiras en las que cae el hombre, y con las que habitualmente nos engañamos, consiste en creerse aquella máxima que proclama que “El tiempo lo cura todo”. Durante varios años lo he comprobado, y ahora sé con certeza que no es verdad. Yo ya lo sabía, tras la muerte de tres de mis abuelos. Es raro el día en que no pienso en alguno de ellos. El tiempo no te cura de las pérdidas; lo único que hace es ayudarte a convivir con ello. Cuantos más años pasan, más echo de menos a las personas que perdí. Me explico: imagina que tienes que separarte durante meses o años de tu novia, de tu madre o de tu hermano. Te vas a vivir a otro país, por ejemplo, y prometes regresar algún día. Al principio te acostumbras a la distancia y a la ausencia. Pero la cuestión es: ¿cuánto resistirás sin verlos, a la novia, a la madre, al hermano, incluso al amigo? ¿Hasta qué punto el hombre aguanta y desde cuándo empieza a sentir que, en efecto, no puede tolerar no ver a dicha persona? ¿Cuánto tarda en comprarse un billete de vuelta, aunque ese viaje no esté planeado? O, al revés, ¿cuánto puede soportarlo quien se quedó en casa y vio a los suyos partir al extranjero? Cuantos más años transcurren, más distancia ponemos entre una y otra persona, y por ello el tiempo no lo cura todo, no alivia la herida, sino que la agrava porque la ausencia mata despacio. Aunque, al menos, nos enseña a convivir con esa herida. Y uno, por supuesto, se convierte en alguien más fuerte.
[En la foto, el escultor zamorano Ramón Abrantes sostiene a mi madre, Ana Franco. Ambos ya fallecidos]
Cita para el próximo lunes
Lo volveré a recordar aquí: la presentación del poemario de Cristina Morano en Madrid. Espero veros por allí.
Un tren poético y narrativo
Hoy quiero hablarles de un autor al que no había leído hasta hace unos días y cuyas obras provocan adición. Se llama Celso Castro. Me había tropezado una y otra vez, en varios blogs, con loas a su libro `El afinador de habitaciones´, publicado el año anterior por Libros del Silencio, una de esas editoriales donde todo brilla, con un catálogo de prestigio y una trayectoria breve e imparable. Pero no me había atrevido a escudriñar sus páginas porque (y que me perdonen sus editores) la ilustración de cubierta me sonaba a novela decimonónica. Y no lo es. A veces se dan estas coincidencias: un día decidí comprarlo y al siguiente supe que la editorial publicaba esa semana su continuación, `Astillas´, que también tengo y he leído y disfrutado. Porque la de Celso Castro es una trilogía. Lo primero que me atrapó es la voluntad del autor de mantener todos los textos en minúscula (que aquí vulnero porque estoy escribiendo para un periódico y sé de sobra que no me iban a tolerar que pusiera nombres y títulos en minúscula): tanto su nombre y apellido como los nombres de los personajes, de los lugares o de las ciudades; ni siquiera encontramos mayúsculas después del punto. Esto no es nuevo, yo lo había visto en los `Escritos de un viejo indecente´, de Charles Bukowski. Pero lo raro es que se lo acepten a un autor español. Los editores españoles suelen ser muy clásicos en ese sentido: en cuanto les entregas un texto que juega con tipos y tamaños de letra y distintas fuentes te lo echan por tierra alegando unificación de criterios, siempre con la complicidad del corrector. En este sentido, considero de justicia proclamar la valentía de los editores y del autor.
Al principio de la novela `El afinador de habitaciones´ encontramos un texto independiente, pero con conexiones con el resto de la obra: se trata del relato `La cuervo´, que nos indica ya qué rumbos va a tomar la prosa de Castro. La crítica ha señalado las sorpresas de este libro y estoy de acuerdo. Nos depara, sí, continuas sorpresas. Para empezar nos encontramos con un narrador (y protagonista) adolescente, que mezcla cultura (poesía, dotes filosóficas) con vicios (coñac, costo, anfetaminas), y que recuerda sólo muy ligeramente a Holden Caulfield, un narrador que siempre tiene el corazón en la mano y que se enamora en cada esquina y pasa de una mujer a otra o las alterna sin creer nunca que esté haciéndoles daño. En cuanto uno se embarca en el flujo de conciencia del protagonista ya no puede detener la lectura. Celso Castro construye un tren poético y narrativo del que uno no quiere bajarse.
Si esa primera novela de la serie de “relatos del yo” engancha, el efecto es aún más brutal en `Astillas´. En este libro volvemos a encontrarnos al narrador, unos años después. Más confuso aún, enamorado de más mujeres, más autodestructivo y con planes suicidas para un futuro no muy lejano. Es primordial, en ambas, el tema de los espíritus de sus muertos, que deambulan por su casa al estilo de `Pedro Páramo´, pero que él sólo oye y nunca ve (otros personajes sí ven a la madre o a la abuela muertas), de modo que, con una pirueta, pasamos del realismo al fantástico. O quizá la trama se desarrolle sólo en la cabeza de este personaje que, en ambas novelas, me recuerda también al protagonista de `La mamá y la puta´, aquella película francesa en la que Jean-Pierre Léaud saltaba de una cama a otra sin complejos de culpa por sus infidelidades. Quizá porque me había familiarizado con el personaje, `Astillas´ me parece superior. Ahora sólo espero que publiquen pronto la tercera parte.
El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla
Al principio de la novela `El afinador de habitaciones´ encontramos un texto independiente, pero con conexiones con el resto de la obra: se trata del relato `La cuervo´, que nos indica ya qué rumbos va a tomar la prosa de Castro. La crítica ha señalado las sorpresas de este libro y estoy de acuerdo. Nos depara, sí, continuas sorpresas. Para empezar nos encontramos con un narrador (y protagonista) adolescente, que mezcla cultura (poesía, dotes filosóficas) con vicios (coñac, costo, anfetaminas), y que recuerda sólo muy ligeramente a Holden Caulfield, un narrador que siempre tiene el corazón en la mano y que se enamora en cada esquina y pasa de una mujer a otra o las alterna sin creer nunca que esté haciéndoles daño. En cuanto uno se embarca en el flujo de conciencia del protagonista ya no puede detener la lectura. Celso Castro construye un tren poético y narrativo del que uno no quiere bajarse.
Si esa primera novela de la serie de “relatos del yo” engancha, el efecto es aún más brutal en `Astillas´. En este libro volvemos a encontrarnos al narrador, unos años después. Más confuso aún, enamorado de más mujeres, más autodestructivo y con planes suicidas para un futuro no muy lejano. Es primordial, en ambas, el tema de los espíritus de sus muertos, que deambulan por su casa al estilo de `Pedro Páramo´, pero que él sólo oye y nunca ve (otros personajes sí ven a la madre o a la abuela muertas), de modo que, con una pirueta, pasamos del realismo al fantástico. O quizá la trama se desarrolle sólo en la cabeza de este personaje que, en ambas novelas, me recuerda también al protagonista de `La mamá y la puta´, aquella película francesa en la que Jean-Pierre Léaud saltaba de una cama a otra sin complejos de culpa por sus infidelidades. Quizá porque me había familiarizado con el personaje, `Astillas´ me parece superior. Ahora sólo espero que publiquen pronto la tercera parte.
El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla
miércoles, febrero 23, 2011
Después de la presentación
Las presentaciones de libros, a menudo, son como pequeñas fiestas. Tras esas fiestas, las más de las veces, regreso a casa cargado de regalos, lo cual me hace feliz porque vuelvo como si fuera mi cumpleaños. Tras el buen rollo generado ayer en Fnac con la presentación de Viscerales, varias personas me entregaron libros, discos y revistas, de los que hoy quiero dar aviso aquí. Sobre estas líneas tenemos los separadores de Ediciones del Viento y de Eutelequia: el primero anuncia nuestra antología; los otros dos muestran las novedades de ensayo y narrativa de la segunda editorial mencionada, entre ellas el diario de Germán San Nicasio y el anuncio de la próxima publicación de nuestras novelas: la de Esteban, la de Luis, la de Patxi, la de Mario y la mía. Se agradecen estos detalles. Gracias, pues, a Clea Moreno y a Eduardo Riestra.
Rebeca Álvarez me hizo llegar el nuevo poemario de Cristina Morano, El ritual de lo habitual, que acaba de publicar Amargord Ediciones y del que ya os adelanto que presentaré, junto a Cristina y Rebeca, el próximo lunes en una de las sucursales de La Casa del Libro en Madrid. Mi gratitud, por tanto, hacia Rebeca y Cristina.
Malicia Cool y Antonio Alfeca también se pasaron por allí y me entregaron una copia de su disco Amor, que aún no he podido escuchar, pero lo haré pronto. Gracias a ambos.
Adriana Bañares, de quien hoy mismo voy a pedir por correo sus libros La soledad del café y La niña de las naranjas (aquí), me pasó el último número de La Fanzine y, además, el nuevo número de los “Poemas de la chica de la curva”, editado por Colmo Colectivo, y que, con el título de La niña que arrastraba un globo roto en la hora del recreo, incluye textos de la propia Adriana, de Gonzalo Álvarez y, de propina, un poema de Manuel Vilas. Muy agradecido, pues.
Y volvemos a Clea, que me dio las últimas novedades de ensayo en Eutelequia: El imaginario de la casa en cinco artistas contemporáneas (de Judit Uzcátegui), a saber, Remedios Varo, Louise Bourgeois, Marjetica Potrč, Doris Salcedo y Sydia Reyes...
...y Paso a paso. Razones para subir montañas (de Carlos Muñoz Gutiérrez), un texto que “arma la reflexión sobre el mundo (porque para eso el protagonista es filósofo) con la experiencia personal física, pasando por el dolor, y emocional, deteniéndose en el miedo (porque para eso es de carne y hueso)"...
...y, finalmente, un libro que me atrae mucho, El pensador vagabundo. Estudios sobre Walter Benjamin (de Varios Autores), porque aún no he leído a Benjamin y tampoco sé por dónde empezar y ésta seguramente sea una guía útil al respecto. El libro sobre Walter Benjamin me ha hecho pensar en Enrique Vila-Matas, que a menudo lo cita en sus textos como una referencia imprescindible. Así que gracias de nuevo a Clea.
Intervenciones, de Michel Houellebecq
Este libro, cuya lectura ha supuesto para mí una gozada pues me encanta Houellebecq aunque no siempre comparta sus opiniones, reúne entrevistas con el autor, breves ensayos, artículos y hasta experimentos donde se mezclan la poesía y la reflexión. En estas páginas el autor toca variados temas, y en todos ellos es capaz de embrujarte. Es, además, uno de esos libros de los que uno toma notas continuamente. Aquí van unas muestras:
La publicidad instaura un superyó duro y terrorífico, mucho más implacable que cualquier otro imperativo antes inventado, que se pega a la piel del individuo y le repite sin parar: “Tienes que desear. Tienes que ser deseable. Tienes que participar en la competición, en la lucha, en la vida del mundo. Si te detienes, dejas de existir. Si te quedas atrás, estás muerto”. Al negar cualquier noción de eternidad, al definirse a sí misma como proceso de renovación permanente, la publicidad intenta hacer que el sujeto se volatilice, se transforme en fantasma obediente del devenir. Y se supone que esta participación epidérmica, superficial, en la vida del mundo, tiene que ocupar el lugar del deseo de ser.
**
La literatura puede con todo, se adapta a todo, escarba en la basura, lame las heridas de la infelicidad. Por eso fue posible que una poesía paradójica, de la angustia y de la opresión, naciera en medio de los hipermercados y de los edificios de oficinas. No es una poesía alegre; no puede serlo.
**
Ninguna ambición irreflexiva empaña su limitado y perfecto recorrido; la bacteria no es un personaje de Balzac.
**
Nietzsche, Schopenhauer y Spinoza no serían aceptados hoy. Lo políticamente correcto, con la magnitud que ha adquirido, hace inaceptable casi toda la filosofía occidental. Hay cada vez más cosas sobre las que es imposible pensar. Es aterrador.
[Traducción de Encarna Castejón]
Culturamas: nominada a los Premios Twitter
Culturamas, la revista digital que dirige Javier Vázquez Losada y en la que colaboro de vez en cuando, ha sido nominada a los premios Twitter 2011 en la categoría de suplementos literarios. Hasta el 28/02/2011 puedes votar enviando un mail a PremiosTwitter2011@hotmail.com.
Más conflictivo
Ahora que el barrio madrileño en el que vivo parece un poco más tranquilo (pero supongo que es porque el frío y la lluvia logran que los tipos agresivos y alcoholizados se refugien bajo techo), en las noticias sobre Zamora y en las historias que me cuentan de mi ciudad da ésta la impresión de tener un entorno más conflictivo que antes, y antes lo era poco o muy poco. Leo o me cuentan historias de tíos con navaja, de apuñalamientos en la Calle de los Herreros, de broncas y palizas aquí y allá, de pistolas en las inmediaciones de las discotecas de madrugada, de robos con armas en una pizzería de Benavente, de tiroteos en no sé dónde (viviendas y coches que alojan balas, para miedo y estupor de sus propietarios)… La lista se amplía y muchos leemos con ese mencionado estupor estas noticias. Siempre dijimos que Zamora era una ciudad tranquila, donde no ocurría nada, y la realidad y los últimos acontecimientos ya se encargan de desmentirlo.
Este aumento de la violencia (quizá una de las consecuencias de la crisis) no es culpa de la incompetencia, pues la policía está resolviendo algunos casos con profesionalidad: véase la detención del joven que desvalijaba casas tras acceder por los patios y escalar fachadas y forzar las cerraduras, un detenido al que ya han bautizado en los periódicos y en algunas redes sociales, con sorna, con los motes de “Spiderman” y su versión castellana, “El Hombre Araña”. Digo esto porque, siempre que hay un robo o una pelea, la sociedad le echa la culpa a la policía, por no actuar a su debido tiempo ni prevenir la tragedia; pero, cuando la policía está presente con sus efectivos en algunas zonas (botellones, plazas donde se trapichea con droga, etcétera), esa misma sociedad denuncia que estamos en un estado policial. ¿En qué quedamos, amigo? ¿Quiere que la policía prevenga, pero que no esté presente? Lo que todavía no se han inventado son los policías invisibles, y menos aún ese sistema premonitorio que imaginó Philip K. Dick y que Steven Spielberg convirtió en una fascinante película, `Minority Report´, donde el presunto culpable era detenido antes de perpetrar sus fechorías porque los agentes utilizaban un sistema para predecir los crímenes antes de ser cometidos. Que conste que yo no defiendo un sistema policial, absoluto, con las tropas instaladas en cada esquina, por así decirlo, pero lo que no se puede es mamar y morder al mismo tiempo. Al hilo de esto, es curioso que la policía de Estados Unidos, que es más cañera y acata las leyes sin perdonar una, sea vista incluso por nosotros mismos como “los buenos”, gracias a la imagen del cine; y que los policías de España sean más o menos considerados como “los malos”, no sé muy bien por qué.
La cuestión es que algunos puntos de la ciudad se están convirtiendo en un polvorín. Uno de los efectos que más lamento de esto es lo de Los Herreros. Pasé allí media juventud y, bueno, siempre hubo broncas y altercados, yo mismo estuve alguna vez envuelto en una de esas de empujones y “me has pisado” o “me diste un codazo”, que por fortuna no pasaron de ahí, pero lo de ahora yo creo que es más grave, con armas blancas y promesas de venganza y cosas así. Y lo lamento porque es una calle con encanto, de la que ya quedan pocas, y porque sé que los dueños de los bares se lo curran, conozco a unos cuantos y algunos de ellos fueron mis barman de cabecera durante un tiempo. Ojalá sea algo pasajero.
El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla
Este aumento de la violencia (quizá una de las consecuencias de la crisis) no es culpa de la incompetencia, pues la policía está resolviendo algunos casos con profesionalidad: véase la detención del joven que desvalijaba casas tras acceder por los patios y escalar fachadas y forzar las cerraduras, un detenido al que ya han bautizado en los periódicos y en algunas redes sociales, con sorna, con los motes de “Spiderman” y su versión castellana, “El Hombre Araña”. Digo esto porque, siempre que hay un robo o una pelea, la sociedad le echa la culpa a la policía, por no actuar a su debido tiempo ni prevenir la tragedia; pero, cuando la policía está presente con sus efectivos en algunas zonas (botellones, plazas donde se trapichea con droga, etcétera), esa misma sociedad denuncia que estamos en un estado policial. ¿En qué quedamos, amigo? ¿Quiere que la policía prevenga, pero que no esté presente? Lo que todavía no se han inventado son los policías invisibles, y menos aún ese sistema premonitorio que imaginó Philip K. Dick y que Steven Spielberg convirtió en una fascinante película, `Minority Report´, donde el presunto culpable era detenido antes de perpetrar sus fechorías porque los agentes utilizaban un sistema para predecir los crímenes antes de ser cometidos. Que conste que yo no defiendo un sistema policial, absoluto, con las tropas instaladas en cada esquina, por así decirlo, pero lo que no se puede es mamar y morder al mismo tiempo. Al hilo de esto, es curioso que la policía de Estados Unidos, que es más cañera y acata las leyes sin perdonar una, sea vista incluso por nosotros mismos como “los buenos”, gracias a la imagen del cine; y que los policías de España sean más o menos considerados como “los malos”, no sé muy bien por qué.
La cuestión es que algunos puntos de la ciudad se están convirtiendo en un polvorín. Uno de los efectos que más lamento de esto es lo de Los Herreros. Pasé allí media juventud y, bueno, siempre hubo broncas y altercados, yo mismo estuve alguna vez envuelto en una de esas de empujones y “me has pisado” o “me diste un codazo”, que por fortuna no pasaron de ahí, pero lo de ahora yo creo que es más grave, con armas blancas y promesas de venganza y cosas así. Y lo lamento porque es una calle con encanto, de la que ya quedan pocas, y porque sé que los dueños de los bares se lo curran, conozco a unos cuantos y algunos de ellos fueron mis barman de cabecera durante un tiempo. Ojalá sea algo pasajero.
El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla
martes, febrero 22, 2011
Viscerales en Madrid
Hoy, en Fnac Callao, de 18:30 a 19:30. Presentación de Viscerales y lectura de algunos fragmentos a cargo de varios de los autores implicados.
Cisne negro
Considero a Darren Aronofsky uno de los grandes analistas del dolor en el cine. A pesar de excesos e irregularidades (que los tiene), casi todas sus películas se cuentan entre mis favoritas de los últimos tiempos: Réquiem por un sueño, La fuente de la vida, El luchador. En todas ellas hay un interés por el dolor interior y exterior, mostrado mediante el sufrimiento y el castigo brutal de la carne: laceraciones, magulladuras, cuerpos atravesados por el acero, amputaciones… La paranoia es otro de los temas mediante los que Aronofsky habla del dolor. Y, por supuesto, también le interesa investigar los límites de la resistencia humana. En Black Swan cuenta con una baza impecable: Natalie Portman, quizá en su mejor trabajo hasta la fecha. Pero no nos sorprende porque este director ya había arrancado interpretaciones memorables de Jared Leto, Ellen Burstyn, Jennifer Connelly, Hugh Jackman, Rachel Weisz, Marisa Tomei o Mickey Rourke.
Black Swan traslada a la realidad la historia de El lago de los cisnes, que es el ballet por el que los personajes rivalizan. A partir del momento en que Thomas (Vincent Cassel) busca sustituta para la gran estrella (Winona Ryder), Nina (Natalie Portman) se obsesiona con la amenaza que representa una recién llegada, Lily (Mila Kunis). Pero Darren Aronofsky, además de rivalidades y de obsesiones y castigos de la carne, introduce otros temas que aportan bastante solidez a la película: la dualidad, la represión sexual y el miedo de algunas mujeres cuando aparecen chicas más jóvenes y ambiciosas que podrían desplazarlas de sus trabajos. Se ha comparado la película con otros filmes como El hombre y el monstruo o Eva al desnudo. A mí me recuerda a una de las grandes de Polanski, El quimérico inquilino. Aronofsky apuesta esta vez por el suspense con un toque de terror y, a pesar de sus excesos en plan Dario Argento, sale bien parado del experimento, pues Cisne negro no puede encuadrarse en ningún género.
Una muerte muy dulce, de Simone de Beauvoir
Para mí, mi madre había existido siempre y nunca había pensado seriamente que algún día la vería desaparecer. Su fin se situaba, como su nacimiento, en un tiempo mítico. Cuando yo me decía: tiene edad de morir, eran palabras vacías, como tantas otras. Por primera vez percibía en ella un cadáver en ciernes.
[Traducción de María Elena Martín]
Próximamente: El mar y veneno
Shusaku Endo es uno de los novelistas que Martin Scorsese quiere adaptar: en proyecto está la adaptación al cine de su libro Silencio. Endo, además de eso, está de actualidad en España por la doble publicación de El mar y veneno (Ático de los Libros) y Escándalo (Edhasa). Esto es lo que dicen en la editorial del libro:
Suguro vive atormentado por sus recuerdos. Durante la guerra trabajó como interno en un hospital en el que los médicos veteranos estaban más interesados en progresar en sus carreras que en curar a los pacientes. Allí se vio inducido a participar en horribles experimentos con prisioneros norteamericanos, que culminaron con la vivisección de uno de ellos.
Shusaku Endo ha escrito una novela en la que relata los terribles experimentos médicos llevados a cabo, durante la Segunda Guerra Mundial, sobre ocho prisioneros estadounidenses capturados por los japoneses, que culminan con la lenta y metódica vivisección de uno de ellos. La novela describe las reacciones de los médicos ante el horror que se ven abocados a cometer y, en una narración apasionante que mantiene al lector enganchado y en tensión desde la primera página, construye delicadamente el mensaje de que quienes consienten un crimen son tan culpables como los que lo cometen.
lunes, febrero 21, 2011
Malas y perversos, de Linda S. Kauffman
He disfrutado mucho con este ensayo, como sucede siempre que el ensayista mezcla cine, literatura, tecnología y cultura popular (en este sentido, aquí en España tenemos a uno de los más grandes ensayistas y pensadores contemporáneos: Eloy Fernández Porta). Linda Kauffman nos habla de las fantasías en la cultura actual, y para ello analiza varias obras de unos cuantos autores de prestigio, con la transgresión como punto en común. Su ensayo sirve también para que nos riamos de todos esos cazadores de brujas que, amparados en su moralidad políticamente correcta, tratan de censurar dichas obras. Lo más conveniente, para que el lector se haga una idea de este libro, es mencionar algunos de los títulos de sus capítulos: “Exhibicionistas en el arte contemporáneo”, “Cine visceral”, “La abyección surrealista de David Cronenberg”, “Las exposiciones atroces de J. G. Ballard”, “Nuevas inquisiciones: Kathy Acker y William Vollmann”… Al análisis de obras de los citados (Ballard, Cronenberg, Acker, Vollmann) se une la alusión a obras de William S. Burroughs, John Hawkes, Bob Flanagan, Bret Easton Ellis, Robert Coover o Gus Van Sant. Cine, literatura, performance, nuevas tecnologías, censura y pornografía. De muestra, dos botones:
¿Fueron David Cronenberg y J. G. Ballard separados al nacer? Al igual que los gemelos en Dead Ringers, ambos comenzaron sus carreras como estudiantes de medicina; ambos están fascinados por la anatomía, la biología, la sexualidad y las autopsias posmodernas. Su simbiosis no es simplemente temperamental sino profesional, pues Cronenberg recientemente adaptó al cine la novela Crash de Ballard. Si Cronenberg es como “algo que no controlamos: la destrucción inminente de nosotros mismos”, Ballard cree que “debemos sumergirnos en nuestro elemento más destructivo, nosotros mismos”.
**
El aura presidencial ha disminuido en una época de pleitos, si bien el cuerpo del presidente ha sido siempre una obsesión nacional: el cerebro destrozado de Kennedy, la vesícula de Lyndon Johnson, el colon de Reagan, las náuseas de Bush en el Japón. Cada erupción corporal impulsa a los medios a proveer análisis anatómicos detallados de las causas y consecuencias de la enfermedad que sea, higienizando lo que de hecho es una exhibición obscena. La imagen de Bush vomitando en el regazo del primer ministro del Japón demostró que el sexo no es realmente el reino en que los actos corporales son obscenos, repugnantes, indignos de ser contemplados. En algún lugar entre la escena vomitiva y la saneada retórica yace lo pornográfico, como tantos vómitos en el regazo del lujo.
[Traducción de Manuel Talens]
Cartel de One Day
Con Anne Hathaway y Jim Sturgess. De Lone Scherfig, directora de An Education, Wilbur se quiere suicidar e Italiano para principiantes.
Próximamente: Vicio propio
De Thomas Pynchon. En Tusquets Editores. Arriba, la portada en color pero a poca resolución. Abajo, más grande pero en blanco y negro. Esta novela se publicará en marzo en España. Hoy mismo cuentan en las páginas de cine de Hollywood que Robert Downey Jr. podría ser el candidato principal para protagonizar la adaptación al cine que prepara el gran Paul Thomas Anderson. En Tusquets dicen esto del libro:
Se llama Sportello, Doc Sportello, y es un detective privado un tanto peculiar en el colorista Los Ángeles de finales de los años sesenta. Hacía ya tiempo que Doc no veía a su ex, Shasta, seductora femme fatale, cuando ésta recurre a sus servicios porque ha desaparecido su nuevo amante, un magnate inmobiliario que había visto la luz del buen karma, un tanto distorsionada por el ácido, y quería devolver a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve enredado entonces en una intriga en la que los escrúpulos chispean por su ausencia y cuya trama es casi la de una novela negra clásica. A partir de ahí, Thomas Pynchon pergeña un retrato desbocado de una California poblada por surfistas embriagados de la mitología de las olas gigantes, combatientes de Vietnam o agentes del FBI reconvertidos en hippies, pandillas carcelarias, la escabrosa sombra de Charlie Manson y sus acólitas, una brutal organización secreta de dentistas, polis corruptos, una protointernet o bellas masajistas de sexualidad ambigua. Todo sazonado con diálogos y guiños hilarantes, al ritmo de una frenética banda sonora que sirve de réquiem psicodélico por una época que pudo ser y no fue.
domingo, febrero 20, 2011
Winter's Bone
Winter's Bone, una de las sorpresas en las nominaciones de los Oscar (es una película pequeña, dirigida por una mujer poco conocida en la industria, con un reparto de desconocidos salvo John Hawkes, rostro habitual del cine indie), cuenta la historia de una chica de 17 años que tiene que cuidar de sus hermanos pequeños: su madre está trastornada y su padre cumple condena en la cárcel; cuando el padre sale de prisión, desaparece, y unos creen que lo han asesinado y otros que ha huido. En cualquier caso la chica está en un brete: si su padre no aparece, aunque sea en forma de cadáver, expropiarán su casa y sus tierras, dejándolos en la calle. El cometido de la chica es encontrar algún rastro del padre, pase lo que pase. Y es entonces cuando se mete en esa América profunda y desquiciada que me recordó a Deliverance y su turbio ambiente de perturbados y alcohólicos. La película no está mal, sobre todo cuando se adentra en ese universo de secretos y de familias peligrosas, pero no me parece el peliculón que nos han vendido. Le falta ese toque brutal de los Coen para ser redonda del todo. John Hawkes y Jennifer Lawrence, por cierto, están muy bien en sus respectivos papeles. Pero sigo echando de menos, en los Oscar, uno de los filmes más potentes que he visto en esta temporada: Animal Kingdom.
Para el día 25 de febrero
Presentación de Beatitud. Visiones de la Beat Generation, la estupenda antología que prepararon Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín Borao. A las 19:00 horas en La Casa del Libro de Hermosilla (en Madrid). Los antólogos presentarán el libro, junto al editor David Vicente. Algunos de los autores implicados leeremos unos fragmentos. Ese día volveré a recordarlo por aquí.
Trailer de I Saw The Devil
Esta es la nueva película de Kim Ji-woon, de quien sólo recuerdo haber visto la terrorífica Dos hermanas. El trailer nos aproxima a un filme que promete ser salvaje: aquí.
sábado, febrero 19, 2011
Próximamente: Odio
De David Refoyo. En La Bella Varsovia.
Gran poemario que pude leer hace tiempo en el manuscrito que me pasó su autor.
Por fin en papel. La cubierta es de Patricia Prada.