lunes, octubre 12, 2009

Avisos de derrota, de Óscar Sipán


El jefe de vestuario hizo una magnífica caracterización del personaje, tomando como referencia al protagonista de El extranjero de Albert Camus. Siéntese, Señor Travelier, pronunció con dulzura la maquilladora: veinticinco años, boina parisina, ojos pardos y limpios, sonrisa con especias, facciones bonitas, rodillas de porcelana rusa, un piercing de alpaca en la nariz y abalorios en el cuello, fecundable, no demasiado inteligente; un monumento a la carnalidad y al éxtasis al que sólo le faltaban las ligas de Jessica Lange en El cartero siempre llama dos veces, experta en horóscopos y felaciones, dientes perlados para mordisquear orejas y prepucios, y un vestido en el que se adivinaba un cuerpo fibroso bronceado en Boca Ratón, Florida, en las últimas vacaciones con su último novio, unos pechos liberados de la tiranía del sujetador y un sexo algebraico: todo lo que un hombre del siglo XXI podía desear.