El desencanto ya ha manchado mi vida.
Y tengo veinte años. Veinte años y
pocas ganas de luchar por nada.
La lágrima
asfixia a
la lágrima
la muerte no tiene edad
ni mis llaves cerradura
¿qué hacer?
Quizás ha llegado el momento de
dejar de girar y sentarme
a decidir en serio
qué es lo que quiero:
si vida o muerte
latido o duda
lágrima o sonrisa
quizás ha llegado el momento
de pensar seriamente en todo eso
o quizás no
Javier Belinchón, de su blog Tinta en las manos