llamé al perro de la noche
le dije que me llevara lejos
me clavó los colmillos en un motel
olvidado hasta de la mano del diablo
y entre los pinos me desgarró
después estuve aullando durante siglos
o noches eternas que son lo mismo
quítame los guantes
y sácame a bailar, le dije
él sólo sonrió de medio lado
y lo supe entonces
nada sería igual
sabía que me pondría un vestido ajustado
y bailaría cuando no sonara la música
que reiría en mi rabia y escupiría al amor
ahora quiero
cortarme el pelo a trasquilones
asexuarme de tal modo
que no me desvirguen el sentimiento
comportarme mal unos años
sin que nadie me lo reproche
Déborah Vukušić, 23 Pandoras. Poesía alternativa española