Tras los batacazos consecutivos de Barridos por la marea y Revólver, Guy Ritchie vuelve por la puerta grande con un filme en la línea de Lock & Stock y Snatch. Tal vez no tan redonda como aquellas, al menos hay suficientes escenas delirantes y personajes chiflados para entusiasmarnos. Sobresale la divertida secuencia de la persecución (dos rusos llenos de cicatrices y heridas tras Gerald Butler). Incluso hay un McGuffin (un cuadro que nunca vemos), más parecido al maletín de Pulp Fiction que a los que empleaba Hitchcock. Y destacan dos actorazos: Tom Wilkinson y ese tipo que empieza a ser imprescindible, llamado Mark Strong (ambos en la foto de abajo).