Ayer, lunes, 8 de septiembre de 2008, se publicó mi artículo número 2.800 para La Opinión de Zamora. No está mal, creo. Ahí seguimos. Felices y cansados. Pero lo mejor de todo es que, sin saberlo, Mario Crespo, zamorano de nacimiento, madrileño de adopción y compadre en la lejanía, escribió en su blog “El viento que agita la cebada” un post sobre mí que yo leí justo ayer. Y me alegró la mañana. No todo son piedras y guijarros contra el tejado de uno.