Levántate a las 7, lávate la cara,
si te da tiempo, desayuna,
si no, sal pitando a la oficina
como una hormiga más del hormiguero.
Atiende las llamadas, aguanta broncas,
no mandes a la mierda a los clientes,
no mandes a la mierda al encargado,
no mandes a la mierda al jefe.
Ten buena pinta, sé un capullo,
finge ser más tonto que los tontos,
aguanta marea, chupa tinta
y no despegues tus ojos de la pantalla.
No despegues tu oreja del teléfono,
no despegues los dedos del teclado,
no despegues tu culo de la silla
y, en general, no despegues.
No pienses por ti mismo, obedece,
llega puntual y ficha pronto,
sal un par de minutos más tarde
para ser el más pelota de la empresa.
Vuelve a casa hecho un pingajo,
pero un pingajo agradecido,
porque hay muchos que, además, envidian
toda esa mierda que te estás comiendo.
Sonia San Román, La verdadera historia de los hombres