M. suele dormir en el sofá mientras tomo estas notas breves, pues casi siempre me asaltan en el ámbito nocturno (de ahí su carácter íntimo, derrotista, impulsivo). Creo que es su sueño dulce, plácido e inesperado, lo que me estimula a sentarme ante las teclas, pasada la medianoche, e intentar construir castillos en el aire que merezcan el aplauso de su mirada.