Esta es una novela gráfica que nadie debería perderse. No me reía tanto con un cómic desde mis tiempos de Mortadelo y Filemón: a carcajada limpia.
Joe Matt habla de sí mismo y de sus circunstancias: es un dibujante neurótico, maniático, egoísta, obsesionado con un modelo específico de mujer, incapaz de mantener una relación. Se pasa los días comiéndose la cabeza acerca de las chicas, pero nunca consigue llevarlas a la cama ni salir con ellas. Cuando por fin logra una cita no se atreve a besarlas; cuando se atreve a besarlas le rechazan, argumentando que, de momento, sólo hay amistad entre ellos; sus conocidos se cabrean porque los va sacando en un tebeo autobiográfico; no gana mucho con sus viñetas, pero sí lo suficiente para no tener que afrontar un trabajo de ocho horas. Vencido, su actitud consiste en regresar a casa después de las calabazas y masturbarse.
Matt, en la estela de otros grandes del cómic underground, como Robert Crumb, hace su propio retrato, pero en él vemos algunos de nuestros rasgos y de nuestras señas. En el fondo así somos los hombres, parece decirnos.