Festus Clasby no habría desentonado en ningún puesto importante en la vida; sus hombros habrían llevado con dignidad la cadena dorada del cargo de alcalde de una ciudad apreciable; en la sesión de investigación de un magistrado forense habría sido un perfecto presidente del jurado; como jefe del piadoso gremio de una iglesia podían llegar a confundirlo con las figuras de las vidrieras de colores; marchando al frente de una banda de metales habría representado al héroe conquistador; como encargado de una funeraria lo habría reconciliado a uno con la muerte. Forjado a la perfección como cofre humano no había confianza técnica que los hombres no hubiesen depositado en él. En la práctica, Festus Clasby cumplía con dignidad la más fatal de todas las ocupaciones sin perder su tremenda ilusión de respetabilidad.
[Del relato "La lata con la marca del diamante"]
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Detrás de aquella puerta había barrido un puñado de recuerdos que ahora no eran más que dolor porque la llave había soltado un chasquido en la cerradura. Detrás de la puerta quedaba la historia de su vida y de las vidas de sus hijos y de los hijos de sus hijos. ¿De qué servía –podía haberse preguntado– echarles la culpa ahora? ¿Cómo habían terminado marchándose todos, desperdigados, dejándola allí sola y destrozada? ¿Acaso la llave no había soltado un chasquido en la cerradura? En aquel chasquido estaba el final de todo; en la casa vacía quedaban los fantasmas de su niñez, su juventud, su maternidad, su vejez, sus luchas, sus éxitos, su habilidad para llevar la pequeña tienda, su coraje para afrontar una borrasca familiar tras otra. La llave había soltado un chasquido en la cerradura. Bajó por la calle silenciosa, con delicadeza para que no la vieran los ojos de los vecinos, criatura vacilante y rota arrimada a los muros desdibujados, que elegía las calles secundarias que llevaban a la casa oscura en las afueras del pueblo. Ya se lo había dicho a ellos: "No seré una carga para vosotros". Y, en efecto, no lo fue.
[Del relato "Entierro al borde del camino"]
[Sajalín Editores. Traducción de Celia Filipetto]