Otra lectura pendiente que tenía pendiente eran las obras de Flannery O'Connor. He empezado por sus dos novelas, aprovechando que Lumen las sacó en un único volumen: la famosa Sangre sabia (que John Huston hizo aún más célebre al adaptarla al cine) y la menos conocida Los violentos lo arrebatan (publicada anteriormente como Los profetas). Como en la obra de tantos autores sureños, hay personajes marginales, situaciones duras y bastante crueldad. Flannery siempre fue una de las escritoras más solventes en ese terreno. De las dos novelas, tal vez Los violenos... sea más perfecta, más acabada o más trabajada, pero yo me lo he pasado mejor con Sangre sabia, quizá porque contiene más toques de humor negro.
Sangre sabia va sobre predicadores, sobre un hombre llamado Hazel Motes, estrafalario y perdedor, quien anuncia a los cuatro vientos que él no cree en nada, y por eso funda "La Iglesia sin Cristo" (pero al final acaba predicando, aunque sea basándose en una religión sin deidad); alrededor de Motes va desfilando una galería de personajes para enmarcar, como el predicador que se hace pasar por ciego o el policía que le espeta al protagonista que "No me gusta su cara" (lo que recuerda a algunos de los personajes más memorables de los Coen, como ese sheriff que agrede a Jeff Bridges en El gran Lebowski).
En Los violentos lo arrebatan, cuyo título proviene de una cita de los evangelios, encontramos a un huérfano que ha soportado la rudeza de su tío abuelo, el hombre que lo crió (que afirma ser un profeta), y que, al morir éste, va en busca de su tío, un maestro medio sordo que es padre de un niño retrasado y que odiaba al viejo, y que intenta "salvar" al chaval de las locuras y la educación que le inculcó su tío abuelo. En fin, aquí lo que importa no es quién va hacia dónde, sino lo que esos personajes dicen, los conflictos que se crean entre ellos, la narrativa que despliega la autora.
Si la primera novela me recordó a los Coen, la segunda me ha hecho acordarme de Donald Ray Pollock, aunque las situaciones de los libros de Pollock son más violentas y los personajes son perros más feroces. ¿Qué quiere decir todo esto? Pues que la influencia de Flannery O'Connor es evidente (e importantísima) en muchos escritores y directores de cine contemporáneos. Dos grandes novelas sobre la fe, la culpa y la perversidad.
[Lumen. Traducción de Celia Filipetto]